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EVIDENCIA CIENTÍFICA DE QUE EL HOMBRE
TIENE UN ALMA |
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Lo más extraño de esto es, en algunos casos, que el suceso visto en sueños
no se produce sino horas o días después de soñado; sin embargo, la visión
del hecho es exacta e incluso rica en detalles. La primera idea es por
supuesto que tales experiencias son meras casualidades. Poca gente intenta
pasar de esta primera y simple explicación; pero, por suerte, algunos
van más allá. Y cuando se estudia un buen número de tales experiencias,
pierden toda apariencia de accidentalidad. El procedimiento científico
a seguir consiste en poner manos a la obra con el fin de descubrir lo
que hay detrás de tales hechos. Evidentemente, si alguna de esas experiencias "psíquicas" demostrara que la mente tiene el poder de estar por encima del espacio y del tiempo, resultaría claro que es trascendente a las leyes físicas. Quedaría demostrado entonces que la mente es un sistema espiritual y no físico. Sería una pista hacia el descubrimiento del alma. Sólo una pista y nada más; pero proporcionaría el camino necesario para llegar a las pruebas seguras. |
De tales experiencias psíquicas derivaron los test ESP (extrasensory perception
- percepción extrasensorial-), lo cual incluye telepatía y clarividencia.
En otras palabras: la telepatía y la clarividencia son dos modos diferentes
de adquirir conocimientos sin el empleo de los órganos sensoriales conocidos,
tales como los ojos, oídos, etc. Una prueba de telepatía consiste en que
una persona "adivine" qué carta, número u otro símbolo cualquiera tiene
en la memoria otra persona, la cual, digámoslo de paso, se halla en otra
habitación distinta. En la clarividencia, es el objeto en sí, y no su
símbolo pensado por otra persona, lo que el clarividente debe percibir.
En síntesis: en la telepatía es la ESP del estado mental de una persona
lo que se capta; en la clarividencia es la ESP de objeto.
En 1930 un pequeño grupo de psicólogos comenzamos en la Universidad de
Duke una serie de experimentos ESP de ambos tipos, telepatía y clarividencia.
Esta labor estaba patrocinada por el gran psicólogo británico William
Mc Dougall, miembro de la Real Sociedad de Ciencias, que era a la sazón
director del departamento de Psicología de Duke. Esta tarea se llevó a
cabo en el Laboratorio de Parapsicología, y no fue en modo alguno el primer
experimento de su género, ya que se habían realizado otros en diversas
partes, incluso en algunas Universidades, durante los últimos cincuenta
años. Pero ninguno de ellos fueron experimentos sistemáticos que siguieran
la investigación de los problemas durante años, como ha sucedido en Duke.
Esta Universidad fue la primera en ofrecer un asilo permanente a las búsquedas
activas sobre los problemas psíquicos.
Los investigadores del Laboratorio de Parapsicología hallaron pruebas
confirmativas de ambos tipos de ESP, telepatía y clarividencia. Desarrollaron
y sistematizaron nuevos test, facilitando así la repetición de los experimentos.
Esto suscitó la iniciación de un movimiento de experimentación sobre lo
extrasensorial, que se esparció a muchas instituciones nacionales y del
exterior. Se tomaron cuidadosas precauciones para asegurar que no fuera
posible la introducción de elementos sensoriales en los experimentos,
así como contra cualquier tipo de error que pudiera afectar los resultados.
Los test fueron de tal naturaleza que sus resultados pueden evaluarse
bajo normas standard y métodos estadísticos aceptados por todo el mundo.
Se puede demostrar fácilmente que los resultados obtenidos no pueden atribuirse
en modo alguno a errores, casualidades o fallas experimentales de cualquier
tipo.
Una vez que los experimentadores estuvieron satisfechos sobre la garantía
de que los fenómenos sólo podían realmente ser extrasensoriales, comenzaron
a trabajar en la vital cuestión de determinar qué relación pudieran tener
con el mundo físico. ¿La telepatía y la clarividencia se rigen estrictamente
por leyes físicas? ¿O van más allá y trascienden los límites de la física
como parecen demostrar las experiencias espontáneas?
Por suerte fue cosa muy fácil poner a prueba el ESP con relación al espacio.
Por ejemplo: sólo necesitábamos efectuar experimentos poniendo una gran
distancia entre las cartas y la persona que trataba de adivinarlas por
ESP y luego comparar los resultados obtenidos con las mismas pruebas de
corta distancia. Tanto la telepatía como la clarividencia demostraron
que la prueba sobre grandes distancias daban idénticos resultados que
las realizadas a corta distancia. La distancia, medida en metros, kilómetros
o cientos de kilómetros, no introducía la menor alteración en el resultado
de los experimentos. Al mismo tiempo, todas las barreras físicas, naturales
o artificiales tampoco afectaban para nada las pruebas en cuestión.
Pero ¿y el tiempo? Pensamos que si el espacio no influía al ESP era de
esperar que el tiempo tampoco influyera en él para nada. Los test extrasensoriales
sobre el futuro o premonitores demostraron que las personas capaces de
identificar por ESP las cartas a cualquier distancia podían también predecir
el orden en que saldrían las cartas después de haber sido barajado el
mazo. Descubrimos que acertaban igual en los mazos barajados mecánicamente
que en los barajados a mano. No sólo eso, sino que lograron anticipar
el orden de aparición de las cartas, diez, ocho, seis o dos días antes.
Por lo tanto, la dimensión del tiempo no introducía diferencia alguna
en cuanto al resultado de los experimentos.
Ante tales experimentos sólo había una explicación posible: que la mente
del hombre trasciende de algún modo las limitaciones de tiempo y espacio
del mundo físico por medio de esa capacidad que estamos denominando "percepción
extrasensorial". Y cuando estos experimentos fueron confirmados por otros
investigadores en diversos laboratorios quedó firmemente establecida la
conclusión de que la mente posee propiedades que no pertenecen a la física,
al menos tal y como la concebimos actualmente. Y como el espacio y el
tiempo son los índices más seguros sobre lo que es físico, la mente debe,
por consiguiente, ser de naturaleza extrafísica o espiritual. Y todo cuanto
decimos al expresar la palabra "almas" respecto al hombre es que la mente
es de carácter no-físico, o sea, espiritual. Por lo tanto, los experimentos
ESP han proporcionado la prueba sobre la existencia del alma humana.
Para algunas gentes, esto constituirá un minúsculo principio sobre el
problema del alma. Y ciertamente no debemos exagerar la importancia de
estos hallazgos. A decir verdad, no hemos hecho más que obtener una evidencia
sobre un tipo elemental de teoría del alma. Hay, desde luego, mucho más
en el concepto religioso del alma en relación con lo poco que nosotros
hemos descubierto. Quedan en pie los mayores problemas. ¿Es susceptible
el alma de separarse del cuerpo? ¿Puede sobrevivir a la muerte del cuerpo?
Si es así, ¿pueden las almas desencarnadas tener contacto con los vivos
o influir sobre ellos de algún modo? ¿Qué hay sobre la idea de un alma
universal, o sea, Dios? ¿Qué de la comunicación entre las almas, y especialmente
de las almas de los hombres con Dios? Estas y muchas otras cuestiones
fundamentales de las doctrinas religiosas no han sido abordadas por ninguno
de los puntos enfocados en el presente artículo.
Pero tenemos derecho a concluir que el concepto físico del hombre, prevaleciente
en los círculos intelectuales, desde el auge del materialismo, está comprobado
que es falso sin duda alguna. Hay algo -cuánto, es cosa que ignoramos- en los humanos que es definitivamente extrafísico. Hay un tipo de realidad en la existencia humana que no está sujeta a las leyes del tiempo y el espacio. Pero es importante reconocer también las tremendas posibilidades que podemos entrever. La teoría del alma humana nos da mucha materia para construir y avanzar algo sobre los problemas religiosos. Hemos verificado los fundamentos esenciales sobre los cuales se erigió en principio la filosofía espiritual del hombre. Queda librado a la investigación científica sobre la personalidad humana, su naturaleza y su destino. En suma: emprender la tarea de resolver los grandes problemas de la religión. En otra época la investigación experimental de los problemas religiosos hubiera chocado con la enérgica oposición de las Iglesias y los dogmas. Todavía quedan muchos ortodoxos conservadores que se sentirán heridos por la intrusión de la ciencia en el dominio de lo que ellos consideran debe ser pura fe. Pero un buen número de personas religiosas desean que se investigue a fondo para descubrir nuevos datos tangibles sobre la mente y el alma humana, así como todas sus inmensas potencialidades. |
Aunque resulte sorprendente, la principal oposición la hemos encontrado
en los representantes de la ciencia ortodoxa. Los hombres de ciencia conservadores
tienen temor ante cualquier división de la naturaleza. Es tal su temor
ante cualquier dualismo como el del alma y el cuerpo, que se niegan a
mirar y examinar cualquier prueba que se les presente para confirmar la
existencia de tal dualidad. Esta actitud carece de fundamento, porque
si, como muchos de nosotros sostenemos hoy, el hombre tiene un cuerpo
y un alma. Netamente distintos, ambos siguen formando en cierto modo un
todo único.
Uno y otro se hallan sometidos a la recíproca interacción, y, por consiguiente,
es forzoso que tengan algo en común. Dos cosas no pueden afectarse entre
sí cuando difieren en cada uno de sus puntos. Vemos, por lo tanto que
debe haber un mundo de ocultas realidades, que probablemente no es ni
físico ni mental en la forma en que concebimos ambos conceptos, de cuyo
mundo emanen en principio las manifestaciones de la mente y del cuerpo,
o sea, de la psíquico y de lo físico. Este reino, que está por encima
de la mente y la materia, está ahí, pero es casi tan desconocido como
el Continente Americano para Colón antes del Descubrimiento, y aguarda
que algún afortunado explorador del futuro lo descubra. Pero habrá de
ser alguien que, al igual que el gran navegante genovés, tenga la audacia
necesaria para poner en duda la validez de las cartas de mareas existentes
sobre el conocimiento y la creencia y que se ponga a investigar por su
cuenta.
En 1934 Rhine y su equipo iniciaron el estudio de la psicoquinesis, estudio
que demostró el poder de la mente sobre la materia. Dejó de ser una mera
teoría y pasó a ser una realidad científica. Hicieron un aparato que permitía
lanzar mecánicamente los dados. Millones de veces han sido esos dados
lanzados. Se encontraron personas paranormales y con ellas se confirmó
que con la fuerza mental influían en los dados para que dieran determinada
cifra o combinación de números, sin que hubiera contacto físico con ellos.
Las pruebas hechas a distancia consiguieron un resultado similar. Los
aciertos superaron todas las probabilidades matemáticas de una contra
varios millones que pudiera suceder por azar o casualidad.
La Psicoquinesis es real, puede la mente humana influir sobre la materia.
En este instante, mientras lees este párrafo, tu mente realiza en tu cerebro
la mayor psicoquinesis imaginada, movilizando partículas de hidrógeno,
carbono, oxígeno de una célula a otra; dando forma a moléculas diversas,
combinándolas, movilizándolas y creando nueva materia con la fuerza mental.
En 1949 el profesor sir Alister Hardy señaló en la Sociedad de Zoología:
Hay otro asunto que debe mencionarse si se desea ser intelectualmente
honesto. Ha aparecido en el horizonte algo que muchos de nosotros no deseamos
ver. Si se nos llama la atención sobre él, decimos: ¡No. No puede estar
allí; nuestras doctrinas dicen que es imposible! Me refiero a la telepatía,
la comunicación de una mente con otra por medios distintos de los sentidos
normales. Creo que nadie que estudie las pruebas con una mente imparcial
podría rechazarlo... Quizá no sea ortodoxo para un zoólogo presentar este
tema; pero yo lo hago por una razón. Dando por establecida la telepatía,
como creo, tal descubrimiento de características revolucionarias nos obligaría
a mantener abiertas nuestras mentes ante la posibilidad de que exista
en los seres vivos y en su evolución mucho más de lo que la ciencia nos
ha permitido esperar hasta ahora.
Lord Rayleigh sugirió que toda hipótesis de radiaciones físicas, de rayos
mentales de un cerebro a otro cerebro, deben ser desechadas, pues todos
los tipos de energía física conocidos decaen inversamente al cuadrado
de la distancia desde la fuente, y la telepatía, clarividencia y precognición
no se ven afectados por la distancia.
La ciencia ha demostrado con la electro-fotografía Kirlian que de las
manos de sanadores surge una potente energía, muy superior y más intensa
que la media normal. Con modernos equipos destinados al estudio de las
partículas cósmicas, se ha comprobado que ciertas personas "paranormales"
emiten una poderosa energía, la cual puede actuar a distancia. No se conoce
cuál es la energía que se irradia en el acto de la sanación, sí, al menos,
ya se la reconoce como algo real, pero de carácter desconocido, dado que
está más allá del tiempo y el espacio. Es uno de los poderes de la mente,
se señala.
Se ha confirmado que las personas que se mantienen intelectualmente activas
pueden obtener mejores puntuaciones en los test de inteligencia después
de los 60 años de edad. Resulta que el acto de pensar aumenta la oxigenación
cerebral, a mayor oxigenación mejor capacidad metabólica.
Los estudios hechos a pacientes que han tenido curaciones espontáneas
de cáncer, han señalado un perfil psicológico especial para esos pacientes.
Justo antes de lograrse la curación tienen la sensación que sanarán y
que la fuerza responsable de su curación está en su interior. Captan que
no están limitados al cuerpo físico, sino que todo el entorno es parte
de sí mismos. Es un salto cuántico de conciencia, un despertar que hace
canalizar de manera natural la fuerza de sanación hacia el tumor maligno.
Ocurre un repentino salto cuántico desde una realidad superior hacia la
realidad física. Siendo ese salto de conciencia el que obra el "milagro".
Resulta que todos tenemos esa conciencia y esa fuerza interior, pero no
todos tenemos la motivación, ganas de vivir y fe para usarla. Pero si
uno se lo propone, puede usar la fuerza de la realidad interior, cambiando
de manera positiva la realidad exterior. Es decir, se estudia en varios
niveles la curación del cáncer mediante el poder mental, siendo el deseo
de sanar considerado como fundamental para lograr la sanación.
A los dos años de edad nuestro cerebro completa su número de neuronas,
entre 10 y 15 mil millones. A diferencia de otras células, la neurona
no se regenera al morir. A los 30 años de edad las neuronas comienzan
a morir y su número disminuye hasta alcanzar en la edad avanzada la cifra
de 1.000 millones o algo más, de neuronas muertas. Sin embargo, igual
quedan muchas, pero muchas más vivas. Lo importante, de acuerdo a la ciencia,
es mantener siempre, sin importar la edad, una actitud mental activa,
dado que con cada pensamiento nuevo estamos creando nuevas dendritas o
interconexiones neuronales para nuevos módulos de pensamientos. Cada neurona
tiene entre 1.000 y 500.000 dendritas o ramificaciones, y cada pensamiento
permite crear nuevas dendritas en un grupo de neuronas, es decir, permite
ampliar la capacidad de intercomunicación cerebral. Al crearse mediante
el poder de los pensamientos nuevas dendritas, las neuronas abren nuevos
canales para la comunicación cerebral, y surgen nuevos módulos de pensamientos
afines o se refuerzan módulos ya existentes. No hay edad para la creación
de dendritas, para el cerebro no hay vejez, la vejez es un estado mental
erróneo, quien se siente joven: Lúcido y creativo vivirá y morirá. El
hábito de pensar, de recordar y de estar mentalmente activos es el que
nos permite ampliar la capacidad de nuestro computador biológico llamado
cerebro. Las señales cerebrales se transmiten en ambas direcciones, al
igual que durante una conversación telefónica. Al tener un cerebro más
desarrollado, podemos manifestar más y mejor la capacidad mental. Al manifestar
más capacidad mental, más desarrollo cerebral logramos.
El premio Nobel sir John Eccles hablando en un seminario de parapsicología
destacó:
"Si quieren ver un verdadero acto de psicoquinesis contemplen las proezas
de la mente sobre la materia que se realizan en el cerebro. Es asombroso
que con cada pensamiento, la mente sea capaz de mover los átomos de hidrógeno,
carbono, oxígeno y otras partículas de las células del cerebro. Pareciera
que nada está más alejado de un pensamiento, carente de sustancia, que
la sólida materia gris cerebral. Todo el truco se consigue sin ninguna
vinculación aparente."
Cada célula está dotada de inteligencia y unida al conjunto mediante inteligencia.
Usando la tomografía de emisión de positrones, se hicieron estudios inyectando
glucosa radioactiva en voluntarios de diferentes edades. Dos cosas demostró
la ciencia: La primera fue que no había diferencias significativas entre
el metabolismo cerebral de personas jóvenes y ancianas. La segunda reforzó
el planteamiento de que el cuerpo es una imagen tridimensional de lo que
estamos pensando. Todo el cuerpo proyecta nuestros pensamientos, y cambia
ante cada situación mental.
Un neurotransmisor, o sustancia química que permite interactuar a las
neuronas por medio de sus dendritas y a distancia mediante la circulación
de la sangre, responde a la velocidad del rayo a un pensamiento y llega
a todo el organismo con su mensaje codificado, que cada célula decodifica.
Son cientos estos productos químicos fruto de la fuerza mental, representan
la expresión física de los pensamientos, y no sólo se producen en las
neuronas cerebrales. Todo el cuerpo es pensante y es la expresión y creación
de la inteligencia creativa.
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