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Ciencia & Ovnilogía |
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Nicola
Tesla |
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Nicola Tesla:El guardián
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Nicola
Tesla |
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Nicola Tesla nació en 1857 en el pequeño pueblo de Smiljan, en Croacia, en el seno de una familia de origen serbio. Su padre era un sacerdote ortodoxo y su madre una analfabeta apasionada por la poesía. Desde pequeño, demostró tener una prodigiosa memoria y una igual afinidad por las ciencias humanísticas. Para aprovechar sus dotes, sus padres lo enviaron al Instituto Politécnico de Gratz y más tarde a la Universidad de Praga, en donde se graduó de ingeniero. Dueño de una brillante inventiva, tuvo su primer trabajo en 1882 en la sede parisiense de las empresas Edison y luego en Estrasburgo, Austria, en donde, en sus horas libres, desarrolló el primer motor de inducción.
Un año más tarde, George Westinghouse, un millonario que invertía en el negocio de la electricidad, compró esa patente a Tesla y junto a otros desarrollos del serbio sirvieron de base para crear el imperio Westinghouse que hasta hoy sigue siendo uno de las mayores conglomerados de empresas del mundo. De hecho, el sistema de corriente alterna de Tesla sirvió para que esa empresa se impusiera al sistema público de energía propuesto por Edison, basado en la energía continua. Precisamente fue Westinghouse quién apoyó a Tesla para instalar la primera usina de corriente alterna en las cataratas del Niágara durante 1895, que sirvió para proveer de electricidad a un millón de personas en la zona de Buffalo City. Durante esos años patentó, además, el motor de inducción, la mejora del dínamo y el método para distribuir la corriente eléctrica. Le siguieron las patentes del generador eléctrico y sistemas de transmisión de energía eléctrica a grandes distancias. Pero a medida que crecía la fama de Tesla comenzaban a aparecer los problemas. Hacia mediados de la década de 1890 empezó a anunciar que un nuevo sistema que desarrollaba le permitiría entregar energía eléctrica a millones de hogares en forma gratuita o a un precio casi imperceptible. Sus proyectos, decían que teóricamente era posible transmitir la energía sin necesidad de utilizar ningún tipo de cable a partir de ciertos principios que decían que era posible que la electricidad viajara por aire sin una perdida significativa de energía. Estos principios son los mismos que hoy permiten la transmisión inalámbrica que utilizamos cotidianamente en un control remoto normal o en un teléfono celular. Pero la genialidad de Tesla, es haber descubierto que haciendo vibrar la energía a cierta frecuencia, la misma carga eléctrica de la tierra funcionaba como elevador de la tierra aumentando ilimitadamente la energía que llegaba al destino. A partir de entonces los grandes industriales de la electricidad que lo venían apoyando comenzaron a disminuir sus partidas de dinero hacia el inventor, hasta que, a comienzos del siglo pasado, Tesla debió enfrentar un freno casi absoluto a sus experimentos por falta de dólares. Un amigo que trabajaba en la empresa de electricidad de Colorado Springs, lo convenció en 1899 para que se trasladase a esa localidad y también persuadió a los dueños de la compañía generadora para que proveyeran a Tesla de energía sin costo. Allí, comenzó a trabajar en una torre de transmisión de energía de 60 metros de alto denominada la bobina de Tesla, con la cual pretendió demostrar que podía proveer de electricidad a una gran cantidad de aparatos sin necesidad de cables transmisores. Su primer experimento fue un éxito. 200 lámparas de luz se encendieron a cierta distancia de la torre. El método de Tesla fue transmitir una onda de frecuencia a través de la tierra para hacer llegar la energía a las lámparas situadas a 40 kilómetros de la torre. El inventor tenía una predisposición muy grande a la teatralidad para presentar sus experimentos. Por ejemplo, mostró como un tubo al vacío relleno con ciertos gases se iluminaba cuando se lo acercaba a una campo electromagnético. Los tubos que presentó estaban doblados de manera de formar los nombres de renombrados científicos especialmente invitados para esa oportunidad. Esta forma de iluminación es lo que luego fue desarrollado como tubo fluorescente, ampliamente utilizado en la actualidad. |
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Muchos creyeron que
se trataba de las consecuencias de los experimentos de Tesla para transmitir
electricidad a través de la tierra, lo que habría provocado
que el terreno de Colorado Springs se encontrase cargado de extremos
niveles de magnetismo. Todo esto, sumado a los problemas financieros cada vez mayores, le hicieron recurrir en el año 1900 al multimillonario J. P. Morgan. Tesla le vendió un proyecto para crear un sistema de transmisión de datos a distancia y sin cables que abarcaría todo el planeta. Morgan, que vio la posibilidad de acceder a un virtual monopolio del sistema de comunicaciones, le dio 150.000 dólares para desarrollar sus inventos y un predio en Long Island donde instaló el laboratorio de Wardenclyffe. Una serie de accidentes le dio fama de mala suerte al nuevo laboratorio. Para peor, el entusiasmo de Morgan iba en disminución ante la falta de resultados concretos para exhibir. La gota que colmó el vaso fue la conversación que tuvo una noche Tesla con el millonario; el inventor, quizás con algunas copas de más, le confesó que el plan de transmisión de comunicaciones era en realidad un proyecto para transmitir electricidad sin costo a los hogares norteamericanos. Al día siguiente Morgan cortó todo apoyo a Tesla y éste se vio obligado a buscar nuevos inversores. Ésta fue la última oportunidad que tuvo para demostrar que era capaz de hacer realidad el proyecto de electricidad gratuita y sin límites. Los inversores se negaron a apoyar a Tesla debido a la mala prensa que venía teniendo desde hacia algunos años. Desde que comentó a un grupo de periodistas que en su laboratorio de Colorado Springs había logrado captar señales de radio provenientes de un lugar en el espacio que probablemente fuera el planeta Marte, los reporteros comenzaron a calificarlo como un científico excéntrico y loco demasiado predispuesto a la fantasía. En otra oportunidad dijo poseer un rayo capaz de crear ondas de frecuencia
capaces de partir a la tierra en dos como si se tratase de una
manzana Pasó el tiempo y Tesla debió recurrir al gobierno para
tratar de financiar sus ideas. Basándose en los experimentos
de la bobina de Tesla, presentó un proyecto para
construir un artefacto capaz de lanzar un rayo electromagnético
a miles de millas de distancia capaz de derribar aviones a 400
kilómetros de distancia. Corrían entonces los primeros
años de la primera guerra mundial y Tesla vio entonces la oportunidad
de sumarse al esfuerzo de rearme de los Estados Unidos. Las propuestas de Tesla fueron ignoradas y entonces el inventor recibió
un pedido de la Armada Alemana para desarrollar un nuevo sistema de
propulsión eléctrico, que se supone fue la base para el
desarrollo de los motores que utilizaron luego los alemanes en sus submarinos
durante la segunda guerra mundial. Por medio de una carta, se dirigió al entonces presidente Wilson
revelando poseer un rayo capaz de destruir grandes extensiones de tierra.
Denominó a su invento el rayo de la muerte.
En su carta al presidente, Tesla sugería que su rayo había sido el culpable de esa explosión y, debido a errores en sus cálculos, el estallido se había producido en una zona alejada de sus planes. Escribió que el enterarse del peligro que encerraba su invento, decidió desarmar la maquina hasta que estuviesen dadas las condiciones para que sea debidamente comprendida, pero que, debido al estado desbocado de la guerra, se ofrecía a rearmar para recuperar el equilibrio mundial. La carta fue recibida por un secretario de la presidencia y nunca llegó
a su destino. Más tarde Tesla hizo un nuevo intento y sobre el
final de la guerra propuso un haz de ondas electromagnéticas
para detectar aviones y submarinos a distancia, pero su eterno competidor,
Thomas Edison, recomendó desechar la idea por inviable. Condenado a ser tratado como un marginal de las ciencias, Tesla acabó sus años amargado y tratando de subvencionar sus experimentos con lo poco que recibía de múltiples patentes desarrolladas a lo largo de su prolífica carrera. Pero la suma de la envidia y las burlas le impidieron recuperar el prestigio y el respeto de los que gozó al principio de sus días. En un último intento por aportar con sus inventos a la humanidad, envió reproducciones de los planos de su rayo de la muerte a los gobiernos de Estados Unidos, Francia, Rusia y del Reino Unido, con la idea que con semejante poder destructivo en manos de todas las potencias se lograría un equilibrio capaz de traer una nueva época de prosperidad y paz a la humanidad. Enfermo debido a su continua exposición a intensos campos electromagnéticos, Tesla murió durante 1943 tratando en vano de aportar con sus ideas al esfuerzo norteamericano para derrotar la maquinaria bélica del eje. A modo de reconocimiento final a su carrera, ese mismo año, la Corte Suprema de los Estados Unidos falló a favor de Tesla al indicar que las patentes presentadas por el serbio eran décadas anteriores a las de Marconi y contenían todos los principios teóricos necesarios para desarrollar la radio Al día siguiente a su muerte todas sus notas y los aparatos de sus laboratorios fueron retirados por agentes del gobierno y hasta la fecha continúan protegidos por el secreto de estado. Noticias recientes indican que ninguna de las potencias que recibieron los planos del rayo de la muerte dejó de tomar en serio al invento de Tesla. Estados Unidos fue el primer país en presentar en público un rayo acelerador de partículas (principio desarrollado por Tesla en la década de 1920) como parte de su esfuerzo por crear un sistema de defensa antimisiles basado en el espacio durante la década de 1980/90. Además, a través del proyecto HAARP ese país estudia la posibilidad de calentar ciertas áreas de la atmósfera a fin lograr un control climático sobre algunas áreas del planeta. Este proyecto está íntegramente basado en los experimentos de Tesla para transmitir energía a distancia. Rusia pareciera poseer un rayo electromagnético cuyos efectos
son muy similares a los que Tesla describe que puede provocar su rayo.
En 1987, el líder de la ultraderecha ruso, Valentín Shirinovsky,
amenazó a occidente con utilizar el rayo de la muerte
capaz de destruir todas las fuerzas de la OTAN que operaban contra serbia
durante la crisis de los Balcanes. La ironía del destino quiso que el ruso amenazar con usar por primera vez el arma en la tierra que vio nacer a su mentor. China y la India también estarían recorriendo un camino similar en sus investigaciones sobre aceleración de partículas, y se dice que con el debido desarrollo, podría convertirse en un eficaz método antimisiles al alcance de cualquier potencia media del planeta. El tiempo pasó y Tesla poco a poco comienza a ser reconocido como uno de los mayores inventores de la época moderna, un poco tarde quizás para alguien que planteó la utopía de utilizar la energía como un método para alcanzar un mayor grado de bienestar y equidad en la humanidad. Su pelea con Edison y sus intentos por pasar por encima de las reglas del capitalismo mercantilista le valieron el oprobio de los empresarios y la ignorancia activa de los funcionarios del país que adoptó como suyo en 1891. Su doble condición de extranjero y utópico del futuro lo relegaron a un lugar de olvido. Hoy, un grupo cada vez mayor de gente indaga sobre la vida y obra de este genio incomprendido, cuyo mayor mérito fue conjugar el conocimiento con la sensibilidad hacia la humanidad.
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