Pasar por el fuego del Amor mágico sin quemarse es una proeza. Muchos, al buscar la libertad, no hacen otra cosa que encontrar grilletes. Es necesario el desasimiento. La pasión sin sabiduría es la miel que muchas veces se torna en hiel. En el enamoramiento uno Ama el placer que la otra persona nos reporta, pero no a la persona misma. El verdadero tántrico insufla la pasión para ir más allá de la pasión. Se pone a prueba para poder degustar el néctar de la pasión sin permitir que le aliene. Se aspira a una experiencia de unidad que va más allá del puro deleite de los sentidos. Por eso el acto amoroso adquiere un carácter sacro.
Se trata de una reorientación de la libido para ir más allá de la libido y despertar una percepción de naturaleza especial. Si se queda uno tan sólo en la pasión arrobadora, la consciencia se obsesiona y estrecha en lugar de ensancharse y liberarse. Un mentor dijo: “Al final del sexo, el amor”. Pues cuando la persona no está obsesionada por el deleite puramente sensorial, se aspira también a una comunión de almas, que da lugar al inspirador y revelador almor (Amor del alma). Eso no quiere decir que en el Amor consciente o con sabiduría no quepa la pasión, pero la persona que Ama conscientemente puede ser muy intensa sensualmente, pero sin perder su consciencia clara y bien abierto el ojo de la sabiduría, evitando así el aferramiento y la obsesión.
Asimismo, hay una notable diferencia entre el vulgar amante y el gran amador. El vulgar amante es mecánico y egoísta; el gran amador es consciente y generoso.
La relación sexual tántrica no es cotidiana, sino sacramental; no se celebra en el plano de los sentidos ordinarios, sino de las energías que transportan a la comunión con el amante y a través del mismo con todas las criaturas sintientes.
Por otro lado, el tantra, que es un sistema liberatorio muy antiguo, no sólo trata de reorientar hacia lo Pleno la energía sexual, sino todas las energías: mentales, emocionales, instintivas, supramentales. Para ello existen un gran número de enseñanzas y métodos.
Cualquiera puede enamorarse, pero pocos Amar conscientemente. No entraremos ahora a abordar el tema del complementario o alma gemela (puede haber diferentes almas gemelas y no sólo una a lo largo de la vida), ni del Amor mágico o el Amor predestinado. Vamos a centrarnos e ese Amor consciente que muy pocos desarrollan y que es tan raro que el antiguo adagio reza: “Los dioses Aman conscientemente, y el que Ama conscientemente se convierte en un dios”. Es el Amor con conocimiento, sabiduría, consciencia, en busca más de la comunión que de la mera o superficial comunicación.
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