Pero lo que pocos conocen es el lado oculto de este hombre. Como su abuelo,
el senador Prescott Bush, como su padre George Bush y otros varones de
su familia, el candidato pertenece a una sociedad secreta de siniestra
fama. Según han denunciado varios investigadores independientes,
algunos de sus miembros estarían implicados en una serie de crímenes
que van desde el tráfico de drogas al racismo partidario de políticas
eugenésicas para reducir drásticamente la población
del Tercer Mundo y de las minorías étnicas en EE UU. La
profanación de tumbas y cadáveres sólo sería,
según estas acusaciones, un elemento ceremonial que ilustra las
señas de identidad de dicha sociedad.
El 1 de mayo de 1990 la tumba del general Omar Torrijos fue profanada.
Unos desconocidos que hablaban con acento extranjero robaron las cenizas
de este líder, símbolo de la resistencia ante el poder neocolonial
de EE UU. Con el fin de celebrar la reinstauración en el país
del poderío norteamericano, estos profanadores sellaron con este
ritual la obtención de un nuevo trofeo: las cenizas del general
que, según sus partidarios, fue asesinado por la CIA. La operación
realizada en Panamá, presuntamente financiada por La Orden de la
Calavera y los Huesos, no haría sino continuar una siniestra tradición.
Así lo denunciaba NACLA Report on the Americas, una revista política
con ninguna afición por el «ocultismo», en su editorial
de junio de 1990.
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Más de medio siglo antes de que George Bush padre lanzara contra
Panamá la Operación «Causa Justa», la Orden
a la que pertenecía el presidente ya había hecho lo mismo
con el cadáver del revolucionario mexicano Pancho Villa; unos desconocidos
abrieron su féretro y le cortaron la cabeza. Se asegura que Skull
and Bones, la sociedad secreta formada por la élite de la universidad
de Yale, pagó por ella. En mayo de 1918, el senador Prescott Bush
-padre del expresidente de EE UU y abuelo de quien compite en estos mismos
días por alcanzar el mismo honor- profanó junto con otros
miembros de esta sociedad el sepulcro de Gerónimo, el legendario
jefe rebelde de los apaches. A mediados de los 80, Ned Anderson, líder
de la tribu de San Carlos, reunió documentos, fotografías
y otras evidencias sobre esta profanación. Uno de los cómplices
de Prescott Bush, Neil Malion, se encargó de «echar ácido
sobre la cabeza de Gerónimo, quemando la cabellera y la carne»
para que pudiera ser expuesta en sus rituales nocturnos. Esta unión
se habría afianzado en el campo de los negocios. Prescott Bush
fue quien catapul-tó a Neil Malion a la dirección de Dresser,
donde tendría su primer empleo el ex-presidente George Bush, que
bautizó con el nombre de Neil a uno de sus hijos. |
Ned Anderson consiguió una entrevista con un representante de
la Orden, al que solicitó la devolución de los huesos de
Gerónimo. Anderson afirma que obtuvo una respuesta afirmativa,
aunque no formalmente, transformada en decepción al día
siguiente, ya que el interlocutor de la Orden faltó a la cita concertada.
El personaje que evadió el compromiso para ganar tiempo y esconder
los restos de Gerónimo era Jonathan Bush, hermano del candidato.
Entre los alumnos de Yale, promoción tras promoción, corre
desde el siglo pasado el rumor de que la forma más rápida
y segura de acceder a una carrera de brillante porvenir en los círculos
del poder es pertenecer a este «club» privado, que recluta
a sus miembros entre los alumnos y los docentes de Yale. Una vez admitido,
el nuevo adepto se compromete a no revelar ningún aspecto de sus
actividades internas, incluyendo mantener en secreto su pertenencia y
negar cualquier vínculo con ella.
El ocultismo de las elites
Fundada en 1832 por William H. Russeli, esta sociedad secreta -que algunos
consideran que fue inicialmente la rama americana de la Orden de los Iluminados
de Baviera, fundada en 1776- surgió para promocionar a 1os hijos
de las elites a puestos de relevancia política, económica
y social, con la finalidad de consolidar su influencia en los círculos
depoder. Su existencia está tan bien establecida como sus liturgias,
aunque los expertos no se ponen de acuerdo sobre su naturaleza. Así,
por ejemplo, MassimoIntrovigne, director del Instituto de Nuevas Religiones
y el más reputado experto en sectas, recoge la existencia de los
rituales macabros y la profanación de la tumba de Gerónimo,
pero se inclina por creer que sólo se trata de un «satanismo
lúdico» de clase alta inspirado en la tradición de
la masonería anglosajona. Se trata un fenómeno muy común
entre los jóvenes estudiantes norteamericanos que, si bien integra
ritos ocultistas, no presenta más riesgos que alguna gamberrada.
Aunque reconoce la pertenencia a la misma de políticos destacados,
como el ex presidente George Bush y su secretario de estado, George Shultz,
cree que el carácter elitista de Skull and Bones ha facilitado
que naciera en torno a ella una «literatura complotista» sin
fundamento.
Sin embargo, no son estos los únicos nombres de «La Orden»
asociados al poder. También se ha señalado la pertenencia
a esta sociedad de otros altos cargos de la Administración Bush,
como James Baker III, también secretario de Estado, y de C.Boyden
Gray, implicado en el escándalo Irán-Contra y en las conexiones
con esta fuerza irregular nicaragüense sublevada contra el gobierno
sandinista en los 80.
Tampoco parece que estos estrechos vínculos con el poder sean
una novedad. El fundador, William H. Russell, fue secretario de Guerra
de la Administración Grant. William Taft, hijo de otro de los líderes
pioneros de «La Orden», Alphonse Taft, fue el único
presidente de EE UU que, además, ocupó el cargo de presidente
de la Corte Suprema. George Bush Senior también fue el primer presidente
que antes fue director de la poderosa CIA.
Todo apunta a que esta sociedad representa una facción de las
familias patricias norteamericanas asociadas a la cúpula del poder,
cuyo liderazgo se perpetúa hereditariamente. Entre sus miembros
se encuentran la veintena de apellidos de mayor pedigrí en el campo
de las finanzas y la industria del Este de EE UU, según la lista
de miembros publicada -por el historiador Anthony Sutton. Para sus críticos
más radicales, tanto los honores públicos como la recompensa
económica están garantizados, pero a cambio de una subordinación
absoluta a «La Orden».
Al final de cada curso, un selecto grupo de 15 graduados es escogido
para participar en la entrada iniciática al mundo de los poderes
temporales. Se asegura que, desnudos y dentro de un ataúd, deben
confesar sus fantasías sexuales y otros sórdidos secretos.
Cada neófito recibe un hueso con una inscripción que identifica
su pertenencia a la «más poderosa de las sociedades secretas».
Sólo las paredes de la «Tumba» (el edificio del campus
de Yale donde se llevan a cabo las ceremonias) son testigos de esta oscura
comunión en la cual Introvigne reconoce el signo ocultista de la
liturgia, pero considera que se trata de ritos que simbolizan con estas
imágenes de fango la condición humana y que culminan con
el «lavado», que representa la purificación por el
agua y el nacimiento del neófito como hombre nuevo.
En 1856, la Orden de la Calavera y los Huesos fue registrada oficialmente
como Asociación Russell. Desde entonces se le conoce también
como el Capítulo 322 de una sociedad secreta alemana. Domiciliada
durante décadas en la sede neoyorquina de la banca Brown Brothers
Harriman, siempre parece haber estado interesada en la creación
de un liderazgo oculto con capacidad para controlar los destinos del planeta.
La familia Bush ostenta un privilegiado asiento en este cenáculo
desde hace tres generaciones. Los vínculos entre los Harriman y
los Bush se forjaron en la graduación de 1917, cuando Edward Roland
Harriman y Prescott Bush consiguieron la «condecoración»
ósea que les acreditaba como serias promesas de los proyectos que
«la Orden» tenía a escala mundial.
Las expectativas puestas en ellos no eran gratuitas, ya que fueron aupados
por dos poderosos «patriarcas»: Percy Rockefeller, que llegó
a la Orden en 1900, y E. H. Harriman, en 1913. El padre de este último,Averell
Harriman, era un magnate del ferrocarril que se hizo con el control de
la Union Pacific Railroad en 1898 gracias a un crédito del padre
de Percy.
Los abuelos de George Bush encajaron en este restringido círculo.
Por parte materna, George Herbert Walker, acaparó su propia parcela
en los ferrocarriles del medio oeste y acabó asociándose
con los Harriman. Por parte paterna, Samuel Bush representó fielmente
las inversiones de la industria armamentística cuyos beneficios
se dispararon enormemente en la I Guerra Mundial.
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En 1931, la Brown Brothers se unió a los Harriman para darle a
la Orden el argumento de una nueva aventura que la humanidad no deberá
olvidar nunca. Los Harriman y Prescott Bush fueron los banqueros y socios
comerciales de Adolf Hitler. Muchos detalles de esta historia suprimida
pueden ser consultados en La biografía no autorizada de George
Bush, escrita por Webster G. Tarpley y Anton Chaitkin, hijo de Jacob Chaitkin,
que interpuso una querella por estafa en la Hamburg Amerika Line contra
los Harriman y P. Bush. De acuerdo con sus denuncias, el otro gran Beneficiado
de la operación fue Hitler. He aquí el prontuario de esta
biografía siniestra: La Union Banking Corp., fundada por el abuelo
del ex-presidente de EE UU, y la Brown Brothers-Harriman, financiaron
la maquinaria militar de los nazis a través del Cartel Alemán
del Acero. En 1938, Prescott Bush, en calidad de socio ejecutivo de la
BBH, también fue responsable del préstamo concedido al Tercer
Reich para importar combustibles suministrados por la Standard Oil, que
abastecerían las necesidades de la aviación militar alemana. |
La Hamburg Amerika Line, naviera creada por el abuelo de George Bush
con el respaldo de los Harriman, no sólo apoyó a las SS,
sino que operó como tapadera propagandística de los nazis.
En 1932, Averell Harriman se encargó personalmente de procurar
a los ideólogos nazis pasajes a bordo de la Hamburg Ametika Line
para que asistieran a un congreso sobre «higiene racial».
Se asegura que una de las prioridades de «La Orden» en nuestro
siglo ha sido la de evitar la explosión demográfica de los
grupos étnicos considerados inferiores y la promoción de
políticas eugenésicas, como la esterilización en
masa. No hay que olvidar que las leyes nazis de esterilización
se inspiraron en las norteamericanas.
Este complejo financiero habría puesto en marcha un vasto dispositivo
logística para facilitar el tráfico de armas y explosivos,
remitidos en gran parte a través de la naviera a la I G. Farben
nazi; mientras, en Cuba, el principal negocio de la I G. Farben -según
asegura Hans G.Behr en La droga, potencia mundial- sería vender
heroína a la Cosa Nostra americana.
Según sus acusadores, esta es la fuente que nutrió la trayectoria
de George Bush corno hombre de negocios, espía avalado por el poderoso
director de la CIA Allen Dufles, y político. Como dueño
de Zapata Oil, George Bush heredó, además, la conexión
nazi de su padre. En su libro La Operación Paperclip, Ray Renick
cuenta que, acabada la Segunda Guerra Mundial, la organización
Gehlen -criminales nazis supuestamente reclutados por los Rockefeller
y la Orden de Malta, a la que pertenece el hermano mayor de George Bush-
ubicó su cuartel general en California.
Desde sus inicios, la CIA integró a los nazis en un gigantesco
aparato de terror estatal a lo largo de toda Sudamérica. Su estrategia
es, de acuerdo con Mike Ruppert, ex detec-tive de la sección de
narcóticos de la policía de Los Ángeles, el tráfico
de drogas a gran escala, con la colaboración de Cosa Nostra, y
el blanqueó de dinero en bancos de las Bahamas y otros paraísos
fiscales. La Operación Paperclip se dividió y dio lugar
a la Operación Amadeus, por la que muchos oficiales nazis fueron
trasladados desde Alemania a Sudamérica. Albert Carone, uno de
los «correos» más activos de esta red, era coronel
de la inteligencia militar. Su agenda parecía un directorio de
la CIA y la Mafia, según Ruppert, que asegura haberla revisado
minuciosamente. Tras expresar cierto descon-tento, Carone murió
por "toxicidad química de etiología desconocida".
Su hija afirma tener pruebas contra el «cerebro» de la Operación
Amadeus, igualmente examinadas por Ruppert. Según estos documentos,
«Amadeus» no es otro que George Bush. Así lo denunció
Ruppert ante una comisión de Inteligencia del Senado norteamericano.
Pecados de familia
Entre los patrocinadores de la carrera de Bush destaca Walter Mischer,
banquero, promotor y uno de los mayores terratenientes de Tejas. En La
CIA, la Mafia y George Bush, Pete Brewton denunció las supuestas
conexiones de Mischer con la Mafia. Muchos aseguran haber sufrido persecución
por conocer los secretos de la familia Bush. Baste citar aquí el
trágico caso de Darlene Novinger, una ex-agente del FBI que investigaba
grandes flujos de narcotráfico entre Canadá y Florida Y
denunció haber comprobado la relación de los narcotraficantes
de la Falange Libanesa con George Bush en el mismo periodo en el cual
éste desempeñaba el cargo de jefe de la lucha contra el
narcotráfico en el sur de Florida. Los superiores de Darlene le
prohibieron seguir con su trabajo y la presionaron para firmar mentís
de sus propios hallazgos que según ella, puede incluso documentar
con imágenes. En 1987, las primeras amenazas se cumplieron. El
cadáver de su marido apareció en el río Sesquihanna
dos meses después de ser asesinado. El 8 de julio de 1993 recibió
otro aviso funerario, hecho realidad cuatro horas más tarde: su
padre murió envenenado. Poco después de enterrarlo, halló
junto a la lápida un canario muerto, el mismo mensaje que alguien
dejó en el buzón a Bradley Ayres, su compañero de
investigación en el FBI. El 24 de julio de 1996, Darlene denunció
estos hechos en la Kiev AM Radio, en Glendale, Califomia.
El candidato de la Orden
En 1977, George W. Bush Junior, erigió su primera compañía,
Arbusto Energy, con la ayuda económica de la Orden. La asistencia
de su tío Jonathan Bush fue muy útil para acumular el capital,
aportado por una veintena de inversores, con William Draper III al frente.
En la Biografía no autorizada, de Tarpley y Chaitkin, Draper aparece
como gestor de la «cuenta Thyssen», de la que los Harriman
y los Bush se habrían servido para financiar al partido nazi.
George Bush hijo entró en la Orden en 1968. Los promotores políticos
de
su padre le confiaron la tarea de representar estos sombríos intereses.
Ya habría ocurrido en vísperas de la Guerra del Golfo. «En
el nombre del padre», George Bush jr. invirtió en Harken,
una prolongación de la íntima relación entre «petrodólares»
y «narcodólares» expuesta en el Informe Kiwi. Según
dijo el ex-agente de la CIA Ronald Rewald a Rodney Stich, George Bush
tenía una cuenta con narcodólares bajo un nombre falso,
Irwin Peach. En esta guerra, el petrolero George Bush, dueño de
Zapata Oil, habría actuado contra su antiguo amigo Saddan Husein,
a quien probablemente no permitió derrocar, con el objetivo deliberado
de producir una crisis mundial con elevadas ganancias para las grandes
multinacionales.
Según las denuncias recogidas por los autores reseñados
anteriormente, los Bush son herederos de un oscuro linaje. En el inicio
del nuevo milenio, «La Orden» habría elegido a George
Bush junior para encumbrar sus designios, perpetuar el pillaje y, probablemente,
aumentar su colección de huesos de líderes disidentes.
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