Buenos Aires, julio de 2000
Í n d i c e
1. ¿Qué son los organismos genéticamente modificados o transgénicos?
2. ¿Cómo se pueden identificar los alimentos genéticamente modificados?
¿Cómo se pueden evitar?
3. ¿Son distintos los cultivos transgénicos de los híbridos y los tradicionales?
4. ¿Los alimentos transgénicos son más nutritivos?
5. ¿Qué efectos tienen los transgénicos sobre la salud humana?
6. ¿Qué efectos tienen sobre el medio ambiente?
7. ¿Qué tipo de beneficios tienen? ¿Por qué se los usa?
8. ¿La polémica sobre los alimentos transgénicos tiene algo que ver con
las "vacas locas" o las dioxinas en la comida?
9. ¿Es verdad que esta tecnología terminará con el hambre en el mundo?
¿Quiénes introdujeron estos cultivos al país?
10. ¿Qué tipo de efectos económicos tendrá el cultivo masivo de transgénicos?
Por mayor información: Greenpeace Argentina, campaña de Biodiversidad
Mansilla 3046 (1425) Buenos Aires, Argentina - http//: www.greenpeace.org.ar
1. ¿Qué son los organismos genéticamente manipulados
o transgénicos?
LOS NUEVOS FRANKENSTEIN Los encontramos mezclados en nuestros alimentos
en las góndolas de supermercados (maíz y porotos de soja genéticamente
manipulados). Los encontramos creciendo en campos de experimentación y
de cultivo en nuestro país. En la Argentina hoy existen la soja, el maíz
y el algodón transgénicos, pero ya se habla de peces o cerdos transgé-nicos
y otros organismos vivos que in-gresan en esa categoría. A la técnica
emplea-da se la conoce bajo diversos nombres como ingeniería ge-nética,
modificación genética o manipula-ción genética. Los tres términos signi-fican
la misma cosa, el traslado de genes, generalmente de una especie a otra.
Los cultivos existentes incluyen máiz con genes de bacterias, tomates
con genes de peces, o cerdos con genes de humanos. La ingeniería genética
llega camuflada bajo el título de “biotecnología”. Como se observa este
procedimiento puede hacerse entre plantas de igual especie, entre espe-cies
no relacionadas o incluso trasladando genes de una planta a un animal
y vice-versa. Con esta técnica, llamada "ingeniería genética" se han roto
las barreras naturales para la reproducción y creación de seres vivos,
pues en condiciones naturales sólo es posible el cruzamiento de plantas
o animales de la misma especie o de especies relacionadas. A diferencia
de otros métodos biotecnológicos de mejoramiento genético (cruzamientos
entre especies parientes), la ingeniería genética va mucho más allá: transforma
a los seres vivos.
Greenpeace los apodó "cultivos Frankenstein" porque son seres mutantes,
seres vivos que nunca podrían haber existido en la naturaleza de no mediar
el accionar del hombre en un laboratorio.
|
UNA DECISIÓN CORPORATIVA
La poderosa industria de la biotecnología ha invertido cientos de millones
en un nuevo producto: las semillas transgénicas. Se trata de exactamente
las mismas empresas que hasta el momento comercializaban semillas y agroquímicos
a nivel global. Postuladas por las empresas como salvadoras del hambre
mundial, o solución a la aplicación del cóctel de agroquímicos, las semillas
transgénicas significan de hecho la renovación del catálogo de productos
de Monsanto, Novartis, Du Pont, Aventis ó Astra Zéneca, quienes dominan
por completo el mercado mundial de estas semillas. Los organismos transgénicos
no obedecen a un requerimiento de Unicef o de la Organi-zación Mundial
de la Salud, sino a la lógica misma de la tendencia del mer-cado: la concentración
y la búsqueda de una posición de poder y liderazgo en la base de la agricultura
industrial, es decir la industria global de alimentos. |
TIPOS DE CULTIVOS TRANSGÉNICOS
En la Argentina ya existen en el mercado plantas transgénicas con tolerancia
a herbicidas (Soja RR) y plagas (Maíz y algodón Bt). En otras partes del
mundo, en tanto, se encuentran en distintas etapas de desarrollo plantas
resistentes a climas desfavorables, con mayores cantidades de una determina-da
propiedad, o plantas con capacidades para prolongar sus períodos de vida.
Existen además, la colza resistente a herbicidas; tomates con genes de
pez para retardar su maduración; algodón Bt, que al
La palabra "transgénico" proviene de "trans" (cruzar de un lugar a
otro) y "génico" (referido a los genes). En resumidas palabras, es todo
aquel organismo que tiene incorporado un gen extraño.
Existen
además, la colza resistente a herbicidas; tomates con genes de pez para
retardar su maduración; algodón Bt, que al igual que el maíz, produce
su propio insecticida y por eso es resistente a una plaga determinada.
Siguen en la lista variedades de cultivos transgénicos que están siendo
probados en distintos lugares del mundo incluida la Argentina; algunos
de ellos son: la papa, el brócoli, la coliflor, la papaya, la mandioca,
el sorgo, el melón y hasta árboles, como el eucaliptus.
EL GEN TERMINATOR
En estos momentos, existe una gran presión por parte de la industria biotecnológica
para difundir masivamente las "semillas estériles" que contienen el llamado
"gen Terminator". Con este gen, patentado como "Sistema de Protección
Tecnológica", las corporaciones biotecnológicas quieren obligar a los
productores a comprar todos los años la semilla y los productos agroquímicos
que ellas mismas producen. En pocas palabras, pretenden controlar la agricultura
y el mercado alimentario mundial. El “gen Terminator” está especialmente
pensado para afectar a países como la Argentina, según se deduce de las
expresiones del presidente de la empresa Delta & Pine Land Co. (subsidiaria
de Monsanto, compañía que desarrolló la Soja RR, utilizada en el país):
“Esperamos que [el terminator] tenga implicancias globales, en particular
en mercados o países donde las leyes de patentes son débiles o directamente
no existen”. Por el momento la empresa Monsanto ha anunciado que no insistirá
en imponer el “Terminator” en sus semillas aunque se trata de una decisión
transitoria.
Un gran número de entidades civiles está cuestionando la seguridad
sanitaria y ambiental de esta clase de organismos
TRANSGÉNICOS EN NUESTRO PAÍS
El gobierno argentino ha promovido la ingeniería genética en forma tal
que se ha convertido en el segundo productor mundial de organismos vegetales
genéticamente manipulados. Muchos alimentos contienen ingredientes modificados
genéticamente. Se calcula que el 60% de los alimentos procesados contienen
soja y durante la última cosecha este cultivo cubrió el 90% de la producción
total con transgénicos con lo que es altísima la probabilidad de estar
consumiendo, sin saberlo, soja transgénica. Con respecto al maíz transgénico,
la superficie cultivada alcanza un 20% del área sembrada, según estadísticas
oficiales. Otro cultivo transgénico, de menor difusión, es el algodón
resistente a plagas. La Red de Alerta sobre Transgénicos (Redast) y el
Foro de Asociaciones de Consumidores han recomendado a la gente que exija
a empresas y autoridades gubernamentales el etiquetado de los alimentos
que contienen componentes derivados de organismos manipulados genéticamente.
Quienes consumen transgénicos son privados ilegítimamente de su derecho
a elegir si quieren o no correr el riesgo de contraer alergias o resistencia
a antibióticos. Estos dos últimos riesgos son los más discutidos actualmente
por la comunidad científica, sin que hasta el momento exista un fuerte
consenso en una u otra dirección. En la Argentina, los supermercados y
las autoridades gubernamentales no han reparado en ello, y hasta la fecha
los consumidores no pueden identificar entre la comida producida mediante
la agricultura tradicional o la que se origina en los laboratorios de
la ingeniería genética.
Cultivos (est. 2000) |
Genéticamente manipulado |
Naturaleza convencional |
SOJA |
90% |
9% |
MAÍZ |
25% |
70% |
ALGODON |
1.2% |
sin datos |
Quienes consumen transgénicos son privados ilegítimamente de su derecho
a elegir si quieren o no correr el riesgo de contraer alergias o resistencia
a antibióticos
2. ¿Cómo se pueden identificar los alimentos genéticamente
manipulados?
LAS ETIQUETAS DE LOS ALIMENTOS EVITAN DECIR SI CONTIENEN INGREDIENTES
TRANSGÉNICOS
Es difícil identificarlos. Los consumidores argentinos, a diferencia de
los europeos y japoneses, no pueden elegir lo que comen porque no existe
un etiquetado en los productos que advierta si en sus ingredientes o procesados
contienen, o no, organismos genéticamente manipulados. El Gobierno no
ha previsto ninguna ley que regule este tipo de tráfico de genes en nuestra
comida, y ni siquiera le ha dado a los ciudadanos la posibilidad de estar
advertidos de ello. Y pese a los reclamos de los consumidores y Greenpeace,
las autoridades argentinas siguen dándole la espalda al reclamo de la
gente de saber qué es lo que se lleva a la boca. Las empresas, hoy por
hoy, no están obligadas a etiquetar. Las comidas vegetarianas han sido
las primeras en ser contaminadas genéticamente. Le siguieron las carnes
elaboradas (en especial los bocaditos de pollo o las hamburguesas), luego
los aceites, que suelen utilizarse en margarinas o mayo-nesas (obviamente
también los aceites de cocina contienen componentes de so-ja) e incluso
las golosinas y otros productos de panadería. La soja de Monsanto también
estaría en los productos dietéticos. Hoy, en la Argentina, consumir algún
alimento que contenga ingredientes con soja, es exponerse a un alto riesgo
de introducir en nuestros cuerpos organismos concebidos por la ingeniería
genética. Distintas oficinas de Greenpeace en todo el mundo han confirmado
en varios test de laboratorios científicos la presencia de soja o maíz
transgénicos en los alimentos de consumo masivo. En la Argentina no existen
mecanismos para detectarlos o advertirlos en la comida que se consume
diariamente.
Hoy, en la Argentina, consumir algún alimento que contenga ingredientes
con soja, es exponerse a un alto riesgo de introducir en nuestros cuerpos
organismos concebidos de la ingeniería genética.
CÓMO DETECTAR TRANSGÉNICOS EN PRODUCTOS NO ETIQUETADOS
Queda todavía un resquicio para detectar en forma aproximada a la mayoría
de estos organismos genéticamente manipulados. Como se sabe, la soja está
presente en el 60% de los alimentos, y debe recordarse que el 90% de la
soja que se produce en Argentina proviene de la variedad transgénica patentada
por la empresa Monsanto. Teniendo en cuenta esos datos, lo más lógico
es suponer que alguien que consume algún producto con derivados de soja,
está comiendo la soja transgénica de Monsanto. Lo más práctico es analizar
la declaración de ingredientes. Hay que prestar atención en las siguientes
palabras en los productos que se compran en los super-mercados: lecitina
(la mayoría contiene bases de soja) o lecitina de soja (también aparece
camuflado con la insripción INS 322 o 322), proteína vegetal texturizada,
proteína texturada de soja, dextrosa, aceite vegetal hidrogenado, emulsificante,
proteína de soja aislada o harina de soja. Por el momento, lo único que
se puede hacer es evitar aquellos productos que contengan los ingredientes
citados en el cuadro de la siguiente página.
Las comidas vegetarianas han sido las primeras en ser contaminadas
genéticamente.
RUBRO |
PRODUCTOS ELABORADOS |
CARNES |
salchichas, medallones, supremas,
rebosados o bocaditos de pollo, hamburguesas, milanesas, patés, etc. |
PASTAS |
fideos, capellettis, ñoquis,
pizzas de mozzarella, ravioles, etc. |
CONDIMENTOS |
caldos o cubitos de pan. |
CEREALES |
arroz y cereales para desayuno |
GOLOSINAS |
galletitas, alfajores, bocaditos,
bombones, bizcochos, caramelos, chupetines, chocolates, obleas, turrones,
etc. |
PANADERÍA |
panes lactales, magdalenas,
budines, bizcochuelos, tostadas, galletitas de agua o saladas, pan
de salvado, etc. |
OTROS |
leches y chocolatadas en polvo,
chocolatadas líquidas, milanesas de soja, sopas, helados, productos
de repostería (bizcochuelos, baños de repostería, cubretortas, mouse,
etc.), jugos, cervezas, empanadas elaboradas, margarinas, mayonesas,
papas fritas, rabas o aceites. |
DERECHO A LA INFORMACIÓN
"Los consumidores tienen derecho a una mayor protección e información...
En primer lugar exigimos a las autoridades que se encargan de ejercer
los mecanismos de control que realicen su trabajo sin ceder ante los imperativos
comerciales y políticos.... que los productores adopten una política de
transparencia de cara a los consumidores y que faciliten el acceso a la
información que manejan sobre sus experimentos, aplicaciones, controles,
etc." ( del Consumidor, Adelco, Buenos Aires).
3. ¿Son distintos los cultivos transgénicos de los híbridos
y los tradicionales?
LAS DIFERENCIAS
La producción de híbridos y el mejora-miento genético tradicional de distintas
variedades ha sido una técnica de producción agrícola practicada desde
los inicios de la agricultura. Los cruces desarrollados a través de estos
métodos convencionales se realizan en variedades iguales o similares.
Estas especies tanto animales como vegetales son el resultado de miles
de años de evolución. El entrecruzamiento tradicional es el resultado
de un proceso natural de reproducción sexual dentro de la misma especie.
La información hereditaria de ambos padres se combina y pasa a la cría.
En este proceso las mismas secciones de información genética de la especie,
conocida como ADN (ácido desoxirribonucleico) se intercambian con los
mismos cromosomas (cuerpo del núcleo de la célula que alberga al ADN),
pero los genes casi siempre quedan exactamente en el mismo orden y en
las mismas ubicaciones dentro de los cromosomas. Un gen estará entonces
siempre rodeado por la misma secuencia de ADN a menos que ocurra un accidente
o una mutación. Especies que están emparen-tadas también pueden reproducirse,
como el caballo y el burro, si bien sus crías (híbridos) la mula serán
muy probablemente estériles. La esterilidad y otras disfun-ciones en los
híbridos son el resultado de diferencias genéticas entre dos especies,
diferencias que devienen en la incompatibilidad genética. Cuando alteramos
el paso natural de la evolución y mezclamos en un mismo organismo vivo,
un animal con un vegetal o viceversa, se termina allí el entrecruzamiento
tradicional y empieza la ingeniería genética. Los cultivos transgénicos
son por lo tanto claramente diferentes a los cultivos tradicionales dado
su método de creación. Los primeros son concebidos en un laboratorio,
mientras que los segundos son concebidos en la naturaleza. Sólo en un
laboratorio es posible introducir un gen de un organismo en el ADN (estructura
genética) de otro organismo, cuando se trata de otra especie completamente
distinta, o incluso de un reino diferente (hay vegetales genéticamente
modificados que poseen genes de animales, bacterias, virus, etc.) para
añadirle un rasgo o condición específica nueva .
“Hace miles de años nuestros ancestros iniciaron la domesticación y
la conservación de las plantas que forman la diversidad de cultivos que
hoy asegura nuestra alimentación. Está en nuestras manos decidir si queremos
ser recordados como la generación “terminator” o si queremos conservar
nuestra diversidad, herencia global propiedad de nuestros descendientes”.
Centros de Diversidad, Greenpeace Internacional septiembre de 1999.
CÓMO SE LLEGA A UN ORGANISMO VIVO GENETICAMENTE MODIFICADO
La ingeniería genética se utiliza para tomar genes y segmentos de
ADN de una especie, por ejemplo de un pez, y ponerlos dentro de otra especie,
por ejemplo un tomate. Al hacerlo, la ingeniería genética provee un grupo
de técnicas para cortar el ADN ya sea al azar o en un número específico
de lugares. Una vez aislado, uno puede estudiar los diferentes segmentos
del ADN multiplicarlos y montarlos (pegarlos) junto con el ADN de cualquier
otro organismo. La ingeniería genética hace posible romper la barrera
de las especies completamente diferentes o no emparentadas; hace posi-ble
por ejemplo, empalmar el gen anticongelante de un pez en los tomates,
pasar el gen de una toxina que mata insectos presente en una bacteria
al maíz o al algodón, o pasar genes humanos a cerdos. Aún así existe un
problema -el gen de un pez no puede trabajar en un tomate a menos que
se le adicione lo que se llama un promotor con instrucciones que las células
del tomate reconozcan-. La secuencia de ADN de este promotor tendría
que ser una secuencia de tomate o una especie similar.
La ingeniería genética hace posible romper la barrera de las especies
completamente diferentes o no emparentadas
Las empresas y la mayoría de los científicos toman aquí un atajo y no
se molestan en buscar un promotor apropiado para el tomate, ya que les
tomaría años comprender cómo trabajan la regulación y la comunicación
interna de las células del tomate. De manera de evitar largos testeos
y ajustes la mayoría de las plantas modificadas genéticamente se hacen
con promotores virales (sigue).
Cultivos autorizados por el gobierno argentino para su
comercialización
CULTIVOS |
PROPIEDAD |
Soja RR |
Tolerancia a herbicidas |
Maíz Bt |
Resistencias a insectos |
Algodón Bt |
Resistencias a insectos |
Fuente: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagpya)
(viene del anterior párrafo) Los virus, como generalmente se conoce, son
muy activos. Nada o casi nada los detendrá una vez que hayan encontrado
una nueva víctima u organismo que los albergue. Integran su información
genética dentro del ADN de la célula que los alberga (tales como nuestras
células), se multiplican, infectan a las células vecinas y vuelven a multiplicarse.
Esto es posible porque los virus han evolucionado como promotores muy
poderosos que comandan a la célula que los alberga para leer constantemente
los genes virales y producir proteínas virales. Simplemente al tomar un
elemento de control es decir, un promotor (el virus de una planta), y
colocarlo delante del bloque de información del gen anticongelante del
pez, es posible obtener este gen combinado virus/pez para que funcione
en la planta en cualquier parte de ella y cuando se requiera. En la Argentina,
como se ve en este gráfico, el crecimiento del cultivo de OGMs ha crecido
de manera alarmante en los últimos dos años.
NOTA AL MARGEN: El organismo oficial que aprueba los OGMs en la Argentina
es la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación.
4. ¿Los alimentos transgénicos son más nutritivos?
NO SON MÁS SALUDABLES, NI SON MÁS NUTRITIVOS
No son más nutritivos, más sabrosos, ni mucho menos más saludables que
los convencionales. Hasta el momento, esta rama de la biotecnología ha
sido desarrollada principalmente para bajar los costos de producción,
no para producir alimentos más saludables. En estos momentos, se está
trabajando en alimentos con mayor contenido de hierro y vitaminas, pero
el curso de esos proyectos (que se encuentran en distintas fases de investigación
y desarrollo) ha encontrado serios reparos en la comunidad científica.
|
SUPUESTAS VENTAJAS PARA SALVAR EL HAMBRE DE... LAS EMPRESAS
En la actualidad, debido al temor que generaron estos organismos manipulados
en varios países de Europa, Asia y Norteamérica, algunas corporaciones
están buscando costados más "atractivos" de esta clase de transgénicos
para el consumidor. Por eso se están promocionando vegetales que reduzcan
la deficiencia de la vitamina A, por poner sólo un ejemplo. Hasta el momento
no han aparecido en el mercado los llamados transgé-nicos de 2da. generación
que, según la industria, tendrán inclusive un costo adicional por los
beneficios farmacológicos que traerán. Greenpeace ha puesto de manifiesto
que estos alimentos deberán pasar las mismas pruebas de seguridad que
los transgénicos de primera generación, de los que todavía no se sabe
que podría ocurrir y donde el consenso científico sobre su conveniencia
esta lejos de concretarse. Los problemas de una dieta balanceada, el acceso
a los alimentos y mejor niveles de sanidad pueden ser atacados con soluciones
que existen desde hace mucho tiempo y no se implementan por falta de voluntad
política. |
Greenpeace advierte sobre el peligro que podría surgir del desarrollo
de “alimentos mágicos” para solucionar males como la deficiencia de vitamina
A, debido a que pueden convertirse en una distracción que derive recursos
en la dirección contraria a la aplicación de soluciones actualmente disponibles.
Muchos quieren presentar al arroz con vitamina A como una solución...
Pero el Banco Mundial ha destacado que los planes de la Organización Mundial
de la Salud y la Unicef para paliar el hambre y mejorar los niveles de
higiene, en los setenta países más pobres del mundo, constituyen las soluciones
de menor costo que se puedan aplicar. Las herramientas para eliminar el
problema del hambre y la deficiencia de vitamina A ya están disponibles.
Y son libres de los riesgos que cualquier organismo transgénico trae.
Utilizar esas herramientas, como se dijo, es sólo una cuestión de voluntad
política.
En estos momentos, se está trabajando en alimentos con mayor
contenido de hierro y vitaminas, pero el curso de esos proyectos (que
se encuentran en distintas fases de investigación y desarrollo) ha encontrado
serios reparos en la comunidad científica. Greenpeace ha puesto de manifiesto
que estos alimentos deberán pasar las mismas pruebas de seguridad que
los transgénicos de primera generación de los que todavía no se sabe que
podría ocurrir y donde el consenso científico sobre su conveniencia esta
lejos de concretarse.
5. ¿Qué efectos tienen los transgénicos sobre la salud
humana?
LOS TRANSGÉNICOS SON SERES EXTRAÑOS EN NUESTRA DIETA
Es importante destacar que muchos de los genes usados en esta clase de
alimentos no habrían integrado jamás la dieta humana si no fuera por la
ingeniería genética. Es decir que es imposible saber cuáles serán los
efectos de la ingesta de estos genes sobre la salud humana. Después del
desastre sanitario producido con el Mal de la Vaca Loca (generado por
la alimentación de elementos ajenos a la dieta de las vacas), la comunidad
científica internacional está reclamando, cada vez con más firmeza, un
mayor cuidado en el manejo de la tecnología para producir alimentos. Todavía
no se sabe mucho acerca de los tan promocionados "alimentos del futuro".
Aún así, las advertencias científicas llaman a la alarma. Aquí dos de
ellas: 1. Alergias: El New England Journal of Medicine aseguró que los
productos modificados por ingeniería genética tienen un potencial alergénico
incierto, impredecible e imposible de dimensionar. Algunos alimentos con
base de soja ya han generado efectos adversos a la salud humana al transmitir
el potencial alergénico de algunos genes Este es el caso, por ejemplo,
de la soja que contiene el gen de una nuez de Brasil para aumentar su
valor proteico que ha ocasionado serios problemas a personas alérgicas
a las nueces. De allí la importancia de que los consumidores sepan qué
están comiendo realmente. 2. Resistencia a los antibióticos: La Sociedad
Británica de Médicos alertó sobre la resistencia a los antibióticos en
los seres humanos que consumen transgénicos en forma reiterada. Es decir:
existe la posibilidad de que los genes resistentes a los antibióticos
presentes en los alimentos genéticamente manipulados emigren a bacterias
patógenas que afectan la salud humana, y desarrolle su propia resistencia.
MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS
"Existen más preguntas que respuestas en relación a esta delicada
cuestión. Sigo creyendo en el futuro de la biotecnología, pero considero
justificado preguntar: ¿es segura esta comida para el consumo humano?,
¿Los cultivos transgénicos son seguros para el ambiente? ¿Cómo van a afectar
a la biodiversidad? ¿Cómo van a afectar a otras plantas, insectos y pájaros?".
Lo dijo el propio Robert Shapiro, presidente de Monsanto, en una teleconferencia
organizada por Greenpeace en Londres, Reino Unido. El discurso fue calificado
por el prestigioso diario The Financial Times, como el más sincero mea
culpa jamás pronunciado por algún ejecutivo de la industria biotecnológica.
6. ¿Qué efectos tienen los transgénicos sobre el medio
ambiente?
LA CONTAMINACIÓN GENÉTICA
Greenpeace ha visto en este explosivo crecimiento del uso de plantas transgénicas,
una verdadera amenaza para la salud de la gente y el equilibrio ambiental
del planeta. Estos organismos, al ser liberados fuera del laboratorio,
originarán indefectiblemente una contaminación genética que en la mayoría
de los casos se volverá irreversible. La comunidad científica ha dado
cuenta de casos de contaminación genética al quedar documentado que las
plantas transgénicas liberadas al medio transmiten sus genes de resistencia
a herbicidas a especies emparentadas generando las llamadas “supermalezas”.
Además las mismas empresas que comercializan el maíz transgénico admiten
que en poco tiempo habrá que lidiar con una generación de insectos plaga
resistentes a ese tipo de maíz. En enero de este año y bajo el auspicio
de las Naciones Unidas más de 130 países admitieron que los organismos
vivos modificados genéticamente plantean riesgos ambientales que deben
ser debidamente controlados y adoptaron el Protocolo de Cartagena sobre
la Seguridad Biológica. PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD
Detrás de la promoción de los organismos transgénicos, existe una clara
estrategia de homogeneizar el capital genético de la naturaleza con cultivos
que sólo generen ganancias a las corporaciones biotecnológicas. Los organismos
genéticamente modificados podrían erosionar el banco genético de especies
clave para la alimentación y contribuir a una importante reducción de
variedades locales de maíz, colza, girasol o papa. Incluso, si el uso
o destino es para alimento humano o de animales, existe el riesgo de que
se regeneren inintencionalmente, de manera accidental o que el destino
original se desvíe y se utilicen para la siembra. Greenpeace advirtió
en enero pasado que las variedades de maíces del norte argentino y el
sur boliviano podrían desaparecer o contaminarse si continúa el desarrollo
de los cultivos transgénicos de ese vegetal. El maíz se originó y se domesticó
en México y posteriormente fue domesticado en otras regiones de Sudamérica.
A lo largo del tiempo, los indígenas y las comunidades campesinas fueron
descubriendo los secretos del cultivo del maíz y lo domesticaron extensivamente.
Existen variedades ubicadas en las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán,
Santiago del Estero, Chaco y Formosa. En la actualidad, las variedades
locales de los maíces se ven amenazadas por la difusión del maíz Bt, un
vegetal al que se le insertó una toxina resistente a las plagas, producido
por empresas como Novartis, Aventis y Monsanto, multinacionales dedicadas
a la biotecnología con base en Estados Unidos y en otros países de Europa
Los transgénicos, al ser liberados fuera del laboratorio, originarán
indefectiblemente una contaminación genética que en la mayoría de los
casos se volverá irreversible. Los organismos genéticamente manipulados
podrían erosionar el banco genético de especies clave para la alimentación
y contribuir a una importante reducción de variedades de locales de maíz,
colza, girasol o papa.
LA SOJA TRANSGÉNICA ¿MÁS O MENOS AGROQUÍMICOS?
La soja transgénica conocida comercialmente como Soja RR (por Round Up
Ready) fue diseñada para resistir un herbicida total creado por la misma
empresa que vende este herbicida de nombre comercial Round Up, cuyo principio
activo se llama “glifosato”. Es decir, la empresa vende la semilla resistente
solamente al herbicida que ella produce. Uno de los principales argumentos
que da esta industria es el hecho de que no será ya necesario utilizar
tantos agroquímicos como en el caso de la soja tradicional, donde deben
combatirse las malezas con un cóctel de varios agroquímicos diferentes.
Esto es una verdad a medias. Si bien las ventas de los agroquímicos en
general bajaron y disminuyó notablemente su aplicación, las ventas del
herbicida Round Up subieron estrepitosamente y por supuesto también su
aplicación (ver gráfico). Existe un sólido consenso entre los expertos
del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) de que es mala
idea y podría ser muy perjudicial para los agroecosistemas la aplicación
masiva de un solo herbicida. Esto genera un fenómeno llamado presión selectiva
que puede activar el crecimiento desmesurado de malezas resistentes al
glifosato. Y estas malezas ya están apareciendo en nuestros campos. Esto
además puede llevar a un incremento en el nivel promedio de residuos de
insecticida y herbicida en los alimentos y puede tener un efecto negativo
en los insectos beneficiosos y la vida silvestre. Hay otras amenazas derivadas
del uso comercial de la ingeniería genética con fines agrícolas. Por ejemplo,
a muchos cultivos transgénicos se le han incorporado genes de una bacteria
llamada Bacilus thuringiensis (Bt),que existe naturalmente en el suelo
y que sintetiza una toxina que mata larvas de insectos. Esta toxina natural,
hoy apropiada por las corporaciones biotecnológicas, puede matar a insectos
útiles, generar que otros insectos desarrollen resistencias, o integrarse
al suelo por intermedio de los restos de los vegetales (esto generaría
efectos adversos en los organismos del suelo, y podría moverse a través
de las cadenas alimentarias).
Evolución de la superficie de Siembra Directa, Consumo de glifosato y
superficie implantada con sojas Roundup Ready (tolerantes al glifosato)
en la Argentina.
Año |
Total de hectáreas |
Consumo glifosato |
Sojas RR hectáreas |
1991/92 |
500.000 |
1.000.000 |
--- |
1992/93 |
700.000 |
2.500.000 |
--- |
1993/94 |
1.600.000 |
5.000.000 |
--- |
1994/95 |
2.400.000 |
8.000.000 |
--- |
1995/96 |
2.800.000 |
12.000.000 |
--- |
1996/97 |
3.300.000 |
20.000.000 |
800.000 |
1997/98 |
4.000.000 |
28.000.000 |
1.417.500 |
1998/99 |
7.500.000 |
58.000.000 |
7.000.000 |
(*) Fuente: Walter Pengue, Evaluación tecnoecológica de la producción
sojera, de próxima aparición. (*) Un 50% de la semilla utilizada en esta
siembra responde a lo que se conoce como “bolsa blanca” (aquella semilla
cosechada y guardada por el propio productor o comercializada sin marca).
Este cuadro fue publicado como gráfico adjuntado de un artículo de W.
Pengue, en la revista Le Monde Diplomatique, edición de mayo de 2000.
Si bien las ventas de los agroquímicos en general bajaron y disminuyó
notablemente su aplicación, las ventas del herbicida Round Up subieron
estrepitosamente y por supuesto también su aplicación.
7. ¿Qué beneficios traen? ¿por qué
se los usa? MENOS COSTO, MÁS RIESGO
Esta clase de cultivos es promocionada como un ahorro para los agricultores,
ya que ahora pueden plantar vegetales que matan pestes (porque se les
incorporó ADN de una bacteria a su genoma, permitiéndole producir una
proteína insecticida). O que toleran poderosos venenos (científicos de
Monsanto aplicaron un gen en la soja que resiste al glifosato, llamado
comercialmente Round Up, marca de esa misma corporación). Esto, aparen-temente,
generaría una baja en sus costos. Pero la realidad es otra. Los que hacen
el verdadero negocio son las corporaciones multinacionales que, como se
dijo, venden las semillas genéticamente adaptadas a los químicos que también
venden. Los productores sólo son parte del negocio, pero jamás se beneficiarán
de él.
LA CARRERA BIOTECNOLÓGICA
La ingeniería genética nació cuando se descubrieron los datos necesarios
para producir un ser vivo, cuando los científicos empezaron a explorar
una larga cadena molecular llamada ADN, compuesta por genes que poseen
la información fundamental de todo ser. Así, las empresas apostaron en
una fuerte carrera dentro de la tecnología biológica (o biotecnología)
y contrataron a científicos para desarrollar métodos de corte o inserción
de genes de unos seres vivos a otros, gestando de esta forma la llamada
ingeniería genética. Rápidamente, crecieron las inversiones para investigar
las posibilidades económicas de estos nuevos organismos, generando una
competencia feroz entre las compañías agrícolas, que con el tiempo cambiaron
su denominación y pasaron a autoproclamarse como "biotecnológicas" o empresas
de "ciencias de la vida". Así, las mismas corporaciones que hace 40 años
habían contaminado el mundo con sus agroquímicos, ahora habían creado
divisiones de investigación molecular para concebir plantas resistentes
a sus tóxicos. En poco tiempo, los productores podían comprar cultivos
resistentes a sus propios parásitos o a los herbicidas, lo que se tradujo
en un aumento vertiginoso de la superficie cultivada con transgénicos.
LOS TRANSGÉNICOS NO PUDIERON ELEVAR RENDIMIENTOS EN CULTIVOS En
el suplemento Rural del diario Clarín, del 18 de setiembre de 1999, Vernon
W. Ruttan, un reconocido experto en políticas biotecnológicas, afirmó:
"Los productos de la biotecnología fueron diseñados casi en su totalidad
para que los productores logren rindes que se acerquen a los actuales
techos y no para que los superen". Y luego señaló: "Cuando le pregunté
al director de investigación de una importante compañía de semillas comerciales
cuándo esperaba un mayor potencial biológico, respondió: `No sé. Se exagera
mucho allí afuera'. Uno de los motivos de su cautela es que el rinde está
comenzando a pasar a segundo plano, para dar lugar a una segunda generación
que hace énfasis en los rasgos de calidad (...) Aun cuando nos encontramos
en los años iniciales de la primera generación de biotecnologías agrícolas,
las tecnologías de segunda y tercera generación están siendo proclamadas
con entusiasmo". En la Argentina, Greenpeace ha consultado a los profesionales
del INTA acerca de los supuestos mayores rindes de la soja transgénica.
En todos los casos la respuesta fue que no hay mayores rindes, sólo mayor
comodidad en la labor del productor, una reducción de los costos que ronda
el orden de un 15 por ciento.
En la Argentina, Greenpeace ha consultado al INTA acerca de los supuestos
mayores rindes de la soja transgénica. En todos los casos la respuesta
fue que no hay mayores rindes. Sólo una reducción de costos.
8. ¿La polémica sobre los alimentos transgénicos tiene
algo que ver con la "vaca loca" o las dioxinas en los alimentos?
SERIOS PRECEDENTES
No existe una relación directa entre el Mal de la Vaca Loca o los alimentos
contaminados con dioxinas con los organismos genéticamente manipulados.
Sin embargo, estas alertas dejaron en claro que los procedimientos normativos
y las regulaciones no eran confiables. Y que la gente debe estar previamente
informada sobre lo que come. La oposición a los productos transgénicos,
o la fuerte exigencia de los consumidores al etiquetado, es la reacción
más razonable frente a lo sucedido. El etiquetado en Europa y Estados
Unidos dejó en evidencia que ni gobiernos, ni empresas alimenticias ni
consumidores confiaban en Monsanto. La gota que colmó el vaso de la paciencia
de la gente se relacionó con dos recientes "incidentes" de Monsan-to,
y que tuvieron a sus productos farmacéuticos y alimenticios como sus principales
protagonistas: el aspartame y la hormona de crecimiento bovina. La Coalición
para la Prevención del Cáncer exigió a las autoridades gubernamentales
que retiren la hormona de crecimiento bovina (de Monsanto) por el alto
riesgo de cáncer de mama, entre otros cánceres importantes como los de
colon y próstata.
EL ETIQUETADO: EL DERECHO DE TENER LA POSIBILIDAD DE ELEGIR
La industria de la biotecnología y los supermercados argentinos, en
el ánimo de bajar costos, se han encargado de infiltrar en nuestros alimentos
ingre-dientes que provienen de seres vivos genéticamente modificados en
las gón-dolas de los supermercados para que la gente, sin saberlo ni quererlo,
los consuma. Anteriormente hablábamos de la poca voluntad del gobierno
argentino de etiquetar los transgénicos. Hay que exigir a gobiernos y
compañías una mayor transparencia informativa. Existen empresas operando
en la Argentina, que ofrecen el etiquetado en países de Europa. Es decir,
tácitamente están discriminando entre consumidores de primera y consumidores
de segunda. En el viejo continente, las principales compañías alimenticias
han asegurado que en sus productos no se utilizan vegetales transgénicos.
Pero en la Argentina, Nestlé, Danone o Knorr, por sólo citar algunas de
ellas, todavía no se animan a decir que los productos que venden en el
país no poseen la soja de Monsanto. Carrefour y Auchan dijeron en el viejo
continente que no poseen transgénicos. Pero aquí no. En otros casos, tanto
supermercados como compañías de alimentos etiquetan sus productos, respetando
los derechos de la gente a conocer previamente lo que se lleva a la boca.
Pero esto no ocurre aquí. Greenpeace quiso saber qué posición tienen en
el país esos supermercados y esas empresas alimentarias, al igual que
las de origen nacional. La mayoría no contestó. Las respuestas de las
que sí lo hicieron estuvieron viciadas de una notable ambigüedad. Todo
ello, sumado al hecho de que el 60% de la soja que hoy se produce en el
país es transgénica, nos hace suponer que estamos comiendo alimentos transgénicos
sin saberlo. Ni el gobierno ni las empresas quieren que sepamos lo que
comemos.
MALA CIENCIA
"La combinación, habitual en Monsanto, de mala ciencia, reclamos engañosos,
silenciamiento y eliminación de los oponentes y de las informaciones perjudiciales,
es más que evidente en el caso del primer producto manipulado genéticamente
que se ha comercializado: la hormona de crecimiento bovina", dijo Paul
Kingsnorth, un reconocido periodista británico en un artículo publicado
en la prestigiosa revista The Ecologist.
9. ¿Es verdad que esta tecnología terminará con el hambre
en el mundo?, ¿quiénes introdujeron estos cultivos al país?
ES MENTIRA: LA INGENIERÍA GENÉTICA NO TERMINARÁ CON EL HAMBRE
EN EL MUNDO
La ingeniería genética aplicada a la agricultura no solucionará el hambre
en el mundo, como afirman las empresas biotecnológicas. Al contrario:
tiene el potencial de generar una mayor dependencia alimentaria. Hoy se
produce el 50% más de los alimentos necesarios, según el Programa de Alimentos
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, unas 53
millones de personas, sólo en América latina pasan hambre. Ellos forman
parte de los 795 millones de seres humanos que se encuentran en distintos
estados de desnutrición. La cuarta parte de ellos son niños. Mientras
en los países industrializados mucha gente se muere por exceso de comida
(colesterol, etc.), en el Tercer Mundo muchos pasan hambre, o mueren por
malnutrición. Monsanto dice que los alimentos transgénicos pueden alimentar
al planeta. Lo cierto es que la propaganda de Monsanto se alimenta de
numerosos mitos de la agricultura moderna en torno al hambre, la producción
de alimentos y la propia agricultura. Desgraciadamente estos mitos han
sido y continúan siendo repetidos tan a menudo, que se toman como ciertos.
La leyenda creada no se refiere al hambre sino a la causa principal que
la genera. Monsanto nos hace creer que la producción agrícola no está
aumentando al mismo ritmo que crece la población. Hasta ahora numerosos
estudios y estadísticas refutan esta afirmación. Aunque el hambre en el
mundo aumentó desde 1970, también lo ha hecho en la misma proporción la
producción alimentaria per capita. En Sudamérica el número de hambrientos
aumentó en un 19%, y los suministros per capita en casi un 18%. En el
Sur de Asia el hambre y los alimentos per capita han crecido en un 9%.
Estas estadísticas y muchas otras indican que el crecimiento demográfico
no ha sido, por lo menos actualmente, la razón principal del aumento del
hambre desde 1970. En teoría el volumen total de alimentos disponibles
por individuo ha aumentado de manera significativa. El prestigioso biólogo
Tewolde Egziabher, el representante de Etiopía ante la Convención sobre
Diversidad biológica, indicó: "Todavía hay gente hambrienta en Etiopía,
pero padecen hambre porque no tienen dinero, no porque no haya comida...
rechazamos enérgicamente la manera abusiva con que se emplea nuestra pobreza
para influir sobre la opinión pública".
Todavía hay gente hambrienta en Etiopía, pero padecen hambre porque
no tienen dinero, no porque no haya comida... rechazamos enérgicamente
la manera abusiva con que se emplea nuestra pobreza para influir sobre
la opinión pública" (Tewolde Egziabher, jefe nacional del departamento
ambiental de Etiopía).
LA DEPENDENCIA ALIMENTARIA
¿Entonces cuál es la razón principal del hambre en el mundo? Básicamente
la dependencia alimentaria. El sistema industrial, desde hace siglos y
prácticamente en todas las partes del planeta, ha expulsado a las comunidades
indígenas o campesinas de sus tierras apropiándoselas para instalar allí
cultivos de exportación. Esto también está sucediendo en la Argentina:
cada vez hay más territorios concentrados en menos propietarios. Como
queda reflejado en un reciente informe de Food First: "Si no se accede
a la tierra donde poder cultivar alimentos y no se puede comprarlos, se
pasará hambre aunque la tecnología incremente los rendimentos". Expulsadas
de sus tierras, muchas personas emigran a las nuevas ciudades industriales
donde rápidamente pasan a formar parte de las clases urbanas empobrecidas
que compiten por trabajos mal pagados en los complejos industriales urbanos.
Actualmente más de 500 millones de habitantes de zonas rurales de los
países en vías de desarrollo no poseen tierra, o por lo menos no la suficiente
para autoabastecerse. Así comienza la dependencia alimentaria. Adquirir
alimentos es posible únicamente mediante pago, y si perdieran su poder
adquisitivo se verían privados del alimento. Incrementar la producción
agrícola no es el remedio para solucionar el hambre, ya que esta está
causada fundamental-mente por la imposi-bilidad de acceder a la tierra
y/o a mantener el poder adquisitivo. Esto está afectando especialmente
a los países en desarrollo, entre ellos a la Argentina, otrora “granero
del mundo” y actual “campo de experimentación”. La estrategia comenzó
en 1996 y se convirtió en un gran productor de transgénicos.
"Si no se accede a la tierra donde poder cultivar alimentos y no se
puede comprarlos, se pasará hambre aunque la tecnología incremente los
rendimentos" (Informe de Food First). En 1996, luego de una serie de presiones
de los funcionarios de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos,
la empresa norteamericana Monsanto logró que el gobierno argentino aprobara
para la comercialización masiva en el país una semilla de soja mutante
que podía resistir un poderoso herbicida de su propia marca.
LA PRESIÓN DE LA INDUSTRIA BIOTECNOLÓGICA EN LA ARGENTINA
En 1996, luego de una serie de presiones de los funcionarios de la Secretaría
de Agricultura de los Estados Unidos, la empresa norteamericana Monsanto
logró que el gobierno argentino aprobara para la comercialización masiva
en el país una semilla de soja mutante que podía resistir un poderoso
herbicida de su propia marca. Ya en 1991 la corporación había liberado
estas semillas en la Argentina para experimentación, comenzano así una
ambiciosa política de las empresas biotecnológicas por el manejo de los
genes en los seres vivos. Así, desde 1996, Mon-santo ofreció este cul-tivo
manipulado para que los productores puedan utilizar cantidades superiores
de su herbicida sin dañar demasiado al cultivo y de esta manera multiplicar
sus ventas. En la Argentina la soja transgénica fue aprobada por resolución
de la Secretaría de Agricultura. Sin embargo, el principal organismo de
control sobre la calidad alimentaria del Estado argentino, el SENASA (Sevicio
Nacional de Calidad Agroalimentaria) no emitió dictamen y la soja transgénica
se aprobó igual. Las advertencias de Greenpeace y de otros expertos en
esa época, sobre eventuales efectos adversos en la salud humana y en el
ambiente, no fueron tomadas en cuenta y la Argentina inició una carrera
desenfrenada por la promoción de esta clase de vegetales, aprobando además
de la soja transgénica, dos variedades de maíz resistente a plagas (de
las empresas Novartis y Aventis) y una variedad de algodón también resistente
a plagas, perteneciente también a Monsanto.
DESINTERÉS GUBERNAMENTAL Y DESINFORMACIÓN
En esa época, el gobierno argentino argumentaba que había aprobado
la soja y el maíz genéticamente manipulados basándose en las aprobaciones
sanitarias y ambientales de las autoridades estadounidenses a esas semillas
patentadas por las empresas biotecnológicas en ese país. Sin embargo,
documentos recientes revelan que la Food and Drug Administration (Administración
de Alimentos y Medicinas) de los Estados Unidos, ignoró las advertencias
procedentes de sus propios científicos, acerca de la seguridad en el consumo
de estos organismos. Misteriosamente, hasta el momento, el escándalo que
produjo esta revelación en Washington, parece todavía no alertar a las
autoridades nacionales. La población jamás fue informada sobre la medida.
La sociedad nunca fue llamada a participar si deseaba esta clase de alimentos
mutados en sus mesas. Las empresas y las autoridades gubernamentales decidieron
la introducción de esos genes sin ningún mecanismo de consulta previa.
Aún hoy, el desconocimiento es generalizado. Y la gente come transgénicos
sin saberlo. El cultivo de la soja transgénica creció en la Argentina
a niveles tales, que en tan sólo cuatro años acaparó más del 90% de la
superficie total cultivada, dejando a Monsanto millonarias ganancias,
y a los campos argentinos totalmente dependien-tes de su herbicida...
sin contar con la no muy lejana posibilidad de que el país deje de ser
el "granero del mundo" por el temor de los consumidores europeos, quienes
se resisten cada vez más a comprar la soja de Monsanto.
Documentos recientes revelan que la Food and Drug Administration
(Administración de Alimentos y Medicinas) de los Estados Unidos, ignoró
las advertencias procedentes de sus propios científicos, acerca de la
seguridad en el consumo de estos organismos. Misteriosamente, hasta el
momento, el escándalo que produjo esta revelación, parece todavía no alertar
a las autoridades nacionales.
10. ¿Qué tipo de efectos económicos tendrá el cultivo
masivo de transgénicos? CONCENTRACIÓN DEL MERCADO
Jeremy Rifkin, un destacado especialista en temas de bioseguridad, aseguró
que las compañías biotecnológicas están preparando varios vegetales y/o
animales transgénicos para comercializarlos a gran escala en millones
de hectáreas de tierra e inclusive en el agua. Las nuevas tecnologías
agrícolas están dejando a los agricultores prácticamente bajo el dominio
de las empresas, que aspiran en poco a decidir cómo será la alimentación
mundial y el uso de los ecosistemas. Ante ese temor, los representantes
de la mal llamada "industria de las ciencias de la vida" se atreven a
afirmar que "solucionará el problema del hambre en el mundo", al igual
que lo hicieron hace medio siglo al promocionar los agroquímicos (y dejando
a millones de personas seriamente afectadas con enfermedades extrañas,
mutaciones o cáncer).
Greenpeace, Campaña de Biodiversidad Julio de 2000, Buenos Aires, Argentina
Contacto: Emiliano Ezcurra
PROBLEMAS PARA LAS EXPORTACIONES ARGENTINAS
Desde 1996, Greenpeace viene advirtiendo a los productores argentinos
que en otros países no desean comprar organismos genéticamente modificados.
Cerca del 80% de la producción argentina de soja y sus derivados (aceites
y harinas) se exporta hacia el mercado europeo. El complejo soja es la
posición comercial de mayor importancia para el país. La soja de Monsanto
(o soja RR) y sus derivados cuentan con la autorización para ser comercializada
en Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. Pero, importantes grupos
de consumidores, empresas agroalimentarias y cadenas minoristas la están
rechazando o bien exigen su etiquetado.
Un agradecimiento especial al señor Juan Ruiz Diaz, quien
nos envió este material.
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