La inteligencia emocional en la pareja
El equilibrio emocional en la relación de pareja
Cuando hablamos de equilibrio en una relación me estoy refiriendo a la igualdad que tienen ambos miembros de la pareja para expresar sus sentimientos, es decir, que se sientan con los mismos derechos de expresar y de ser escuchados, uno al otro.
Cuando decimos de expresar sentimientos, estoy hablando básicamente de emociones, y esto es lo que hace que lograr este equilibrio sea muy complejo ya que hombres y mujeres somos realidades emocionales completamente diferentes.
– Las mujeres somos expertas en interpretar las señales emocionales verbales y no verbales y en expresar y comunicar nuestros sentimientos, además tenemos la necesidad instintiva de hablar acerca de lo que nos perturba y nos sentimos estimuladas cuando nos sentimos apreciadas y necesitamos un amor fundamentalmente basado en la solicitud, la comprensión y el respeto.
– Los hombres son expertos en minimizar las emociones que tienen que ver con la vulnerabilidad, la culpa y el miedo, tienden a apartarse de forma brusca y a pensar en silencio aquello que les molesta, se sienten estimulados cuando se sienten necesitados y precisan un amor basado en la confianza, aceptación y aprecio.
A esto tenemos que sumarle que cada uno tiene una experiencia de vida diferente, y que por lo tanto cargamos con un bagaje emocional diferente de acuerdo a lo que nos tocó vivir y que además trasladamos inconscientemente a nuestra relación de pareja.
Si no aceptamos estas diferencias, nos sentiremo frustrados y molestos con el otro, esperando que piense y sienta como yo, y al no ser así, nos causa una gran decepción y nos llena de fricciones y conflictos innecesarios.
Creo que este es el punto de partida para entendernos y lograr lo que tanto buscamos, la felicidad, e insisto en esto porque la relación de pareja es una relación totalmente emocional, donde se mezclan, como podemos ver, dos realidades y experiencias de vida diferentes.
El equilibrio en una relación de pareja, desde el punto de vista emocional, se puede ver en tres aspectos:
– Igualdad, si no hay esto, no hay pareja, y esta igualdad se da cuando podemos comunicar y cuando nos sentimos aceptados por el otro, cuando juntos ponemos ciertas reglas dentro de la relación. Cada pareja establece una igualdad de acuerdo a su idiosincrasia, cuando hay igualdad, hay plena confianza.
– Comunicación, un requisito indispensable para que haya igualdad en la pareja es la capacidad de poder comunicar y aquí es fundamental que nos sintamos libres para expresar nuestros sentimientos.
– Aceptación de los sentimientos del otro , y estamos hablando de sentimientos, no de conductas, los sentimientos se sanan y se gestionan cuando son aceptados. Todos buscamos ser aceptados, no juzgados.
Esta aceptación la podemos notar en tres aspectos de nuestra vida de pareja:
* En el área del deseo sexual, donde ambos nos sentimos libres de expresar nuestros más íntimos deseos respetando la dignidad del otro.
* Vínculo, aquí nos vemos aceptados cuando podemos expresar nuestras necesidades de ternura, amistad, afectividad, etc.
* Identidad personal, que tiene que ver con lo que yo soy, emocionalmente hablando, y con sentirme aceptado tal cual, con mis miedos, temores, tristezas, alegrías, diferencias, etc.
Las estadísticas nos dicen que 7 de 10 relaciones terminan en separación debido principalmente a la incapacidad de manejarnos emocionalmente y el 50% de las parejas que permanecen juntas se quedan por lealtad o por miedo a quedarse solos y empezar de nuevo.
Cuando conocemos las diferencias emocionales entre hombres y mujeres desaparecen el resentimiento y la desconfianza y los conflictos se pueden resolver en un espacio de comprensión mutua, de confianza, de cooperación y de amor, logrando un sano equilibrio en la relación.
Sabemos que hacer este trabajo emocional no es fácil, muchas veces es más fácil quedarnos en nuestra zona cómoda, sin embargo cuando decidimos hacerlo, nuestras relaciones de pareja avanzan a un nivel extraordinario.
Como pedir más amor a tu pareja
Pedir amor a otra persona no es un acto de desesperación sino de inteligencia emocional.
Cuando tienes una relación de pareja, es importante que te dejes conocer y que expreses de forma sencilla cuáles son tus necesidades porque puede que tu pareja te quiera mucho pero no lo haga en el modo y en la forma en la que tú necesitas.
Por ello, puedes decirle qué esperas tú de la relación y a lo que aspiras. Está claro que pedir un deseo en pareja no es sinónimo de ser concedido porque el otro tiene la libertad en su toma de decisiones.
Pero la información es fundamental en el amor porque nadie puede adivinar el pensamiento del otro.
No caer en un amor caprichoso

Conviene no confundir la idea de pedir más amor a la pareja con el concepto equivocado de aspirar a una relación caprichosa.
La madurez te ayuda a diferenciar entre aquello que es prioritario y aquello que es secundario en el amor. Pedir más amor a la pareja no significa hacer un uso utilitario del otro en beneficio propio.
Cuando algo te haga sufrir, no te lo guardes para ti. Díselo a tu pareja porque puede que ni siquiera se dé cuenta de qué es lo que te afecta.
El miedo a disgustar al otro puede hacer que la pena se lleve en silencio. Expresa de forma clara qué cambio te gustaría que hubiese en la relación.
Del mismo modo, si crees que tu pareja no te dedica el suficiente tiempo puedes decirle que le echas de menos y que te gustaría compartir más planes en su compañía.
A nivel de comunicación, también puedes plantear cambios. Por ejemplo, puedes marcar unas normas básicas para dialogar.
Dar y recibir
Si en una relación de pareja te pones solo a la expectativa de recibir, entonces, el corazón se vuelve como un niño mimado que lo quiere todo rápido y ya.
Por ello, asume tu compromiso de dar lo mejor de ti en la relación.
Buscar emociones nuevas
Las emociones forman parte de la vida, sin embargo, muchas veces, las buscamos de una forma consciente por aquello que aportan.
Es evidente que cualquier persona busca de una forma natural emociones agradables y huye de las desagradables.
En el amor, con la llegada de la rutina, muchas personas echan de menos, esa magia natural de los inicios.
De allí que se pueda producir la situación de buscar fuera de la relación aquello que ya no hay dentro, cuando en realidad, lo interesante seria intentar generar de nuevo esa magia dormida entre la pareja.
Revivir las emociones del enamoramiento

¿Cómo revivir de nuevo las emociones del enamoramiento?
En primer lugar, creyendo en que es posible volver a enamorar de nuevo a tu pareja. De lo contrario, desde el escepticismo es imposible dar un paso hacia adelante.
Por otra parte, puedes tomar la iniciativa de proponer planes nuevos, puedes cuidar más de tu pareja para hacerle sentir especial, volcarte de una forma diferente en la relación.
Las cosas solo pueden mejorar gracias a los cambios que se realizan por ambas partes, pero siempre tiene que ser uno quien tome la iniciativa primero.
El amor, la emoción más intensa
En realidad, el amor es la emoción más intensa porque está acompañada de otras muchas sensaciones como el sentimiento de seguridad, la confianza, la ilusión, la fuerza…
Alimentar el amor cada día es prácticamente un misterio que no sólo depende de la voluntad humana sino también, de la suerte.
Encontrar a la persona adecuada, no siempre es tarea fácil pero la dificultad, también es un valor añadido a la situación presente.
Siempre que una persona es consciente de que en una pareja existe riesgo de perder al otro, también ama más, vive el presente y aprovecha su momento vital.
Es bonito buscar emociones nuevas, pero no lo es tanto buscarlas fuera del lugar adecuada porque entonces, puede llevarte a perder aquello que tienes.
Diferencias entre Hombres y Mujeres en la pareja
· Los hombres ofrecen erróneamente soluciones e invalidan sentimientos mientras que las mujeres ofrecen consejos y orientaciones no solicitadas.
· En cuanto al stress: mientras los hombres tienden a apartarse en forma brusca, y a pensar silenciosamente acerca de lo que los está perturbando, las mujeres sienten una necesidad instintiva de hablar acerca de lo que las perturba.
· Los hombres se sienten estimulados cuando se sienten necesitados, mientras que las mujeres se sienten estimuladas cuando se sienten apreciadas.
· Hombres y mujeres tienen diferentes necesidades de intimidad. Un hombre se acerca pero luego necesita inevitablemente apartarse en forma brusca. Las mujeres experimentan un movimiento de crecimiento y decrecimiento de sus actitudes afectuosas, en un movimiento afectuoso que se encuentra más allá del dominio de su voluntad.
· Los hombres precisan fundamentalmente un amor basado en la confianza, la aceptación y el aprecio. Las mujeres necesitan fundamentalmente un amor basado en la solicitud, la comprensión y el respeto.
El compañerismo en el matrimonio
Las personas tienen distintas maneras de expresar el compañerismo y tienen distintas necesidades del mismo. No tiene por qué reflejar necesariamente si se ama o no a una persona.
El compañerismo involucra el PROPIO sentido de los límites personales, en qué medida desea usted abrirse hacia alguien e incorporarlo a su vida y emociones.
Y también refleja el punto en el cual usted puede sentir que está perdiendo su propia identidad o está siendo engullido por otro. Es una cuestión muy personal.
Por consiguiente, cuando dos personas no se dan cuenta de que son muy diferentes el uno del otro en este sentido, uno de ellos puede empezar a sentirse sofocado y oprimido, y el otro puede sentirse solo, abandonado o no amado.
El compañerismo se refiere a su percepción emocional. La proximidad es un hecho físico.
Según sea su relación, usted puede sentirse cerca de alguien que está a miles de kilómetros y, por el contrario, apartado y lejos de quien está acostado en su misma cama.
Generalmente, el matrimonio produce un sentimiento intensificado de compañerismo y también una gran cantidad de proximidad, especialmente si Usted y su compañero/a no han vivido juntos anteriormente.
Este cambio plantea los problemas de cómo se siente cada uno respecto al compañerismo y la proximidad, cuánto de ello necesita o está dispuesto/a a tolerar y en qué medida son similares las necesidades individuales de la pareja.
Si alguien que necesita compañerismo se casa con una persona «distante», él o ella pueden sentirse constantemente frustrados y angustiados, mientras intentan compartir sentimientos y emociones al tiempo que perciben que son rechazados continuamente.
Y la persona que necesita un mayor espacio emocional (y algunas veces también físico) verá a la otra pegajosa, sofocante y dependiente.
Hemos discutido varios problemas que, presumiblemente, se presentarán durante el primer año de matrimonio: el reconocimiento de las diferencias, el equilibrio de poder o control entre cónyuges, las necesidades individuales de compañerismo y la cuestión de la proximidad.
Sin embargo, estos son sólo algunos elementos vitales que se mezclan para obtener la nueva «fórmula» matrimonial. Vamos ahora a considerar qué otras cosas producen cambios fundamentales en la relación existente y abren un período crítico de ajuste y evaluación.
El enamoramiento, los amantes y el amor
Apreciaciones acerca del enamoramiento, los amantes y el amor. Como un sentimiento que nace espontáneamente y con gran intensidad, es definido el enamoramiento. Esta «extraña sensación» como la llaman algunos, se mantiene durante un tiempo y luego disminuye. En unos casos desaparece y en otros se transforma en amor.
Para que dos personas se enamoren deben darse ciertas circunstancias como la atracción física, que se complementen intelectualmente, cierto grado de intimidad emocional entre ambos, acercamiento, deseo de estar juntos entre otras. Sin embargo, se dan casos en que no necesariamente se cumplen estas condiciones y las personas, de todas maneras se enamoran.
El enamoramiento es una experiencia afectiva muy intensa que lleva a las personas a involucrarse de manera profunda entre ellas y generalmente se le atribuye a la etapa de la adolescencia. Pero, algunas personas repiten este mismo patrón de conducta durante el resto de su vida. Todos los pensamientos e ideas que se tienen del otro, son positivos, irracionales e idealizados.
De manera general y en su primera fase, el amor se manifiesta como una atracción que reúne una serie de características en las cuales, intervienen cambios químicos que provocan las típicas emociones del enamoramiento. Es en este momento, cuando cada uno comienza a hacerse un arquetipo de la persona que al otro le debe gustar y comienza a «venderse» como no es, tratando de parecerse a ese arquetipo.
Si después de un tiempo ambos deciden vivir juntos, cada uno bajará la guardia y comenzarán a mostrarse tal cual y como son. Es aquí entonces cuando comienzan los conflictos.
También, ambos miembros de la pareja, se muestran tolerantes en extremo para de esta manera, poder mantener la intensidad del enamoramiento.
A cualquier inconveniente, por muy grave que este sea, no se le da importancia pues lo que priva es el deseo de estar enamorado y querer al otro. Se experimenta una especie de sentido de protección, basado en la profunda convicción de «creer saber» qué es lo mejor para el otro.

Quienes se encuentran en el período de enamoramiento -que generalmente es al inicio de la relación-, se plantean ideales que con el tiempo son imposibles de lograr, porque comienzan a imaginarse una serie de situaciones con su pareja, que no pasan de ser simples ideales.
«Seremos el uno para el otro», «no importa, ella cambiará gracias a mi amor», «los dos seremos uno solo» y así, una gran cantidad de pensamientos pasan por la mente de cada persona, que luego, al enfrentarse a la realidad, ninguno puede llevar a cabo.
Estas ideas, si bien llevan consigo la necesidad -muy altruista, por cierto- de tener una relación romántica perfecta, lo único que muestra es que existen aspectos de la personalidad del otro que no nos satisfacen, pero que no expresamos o discutimos de manera asertiva y concertada con la pareja, pues así, estaríamos rompiendo el «encantamiento».
Algunos dicen: «Ya habrá tiempo para resolver los problemas» mientras que en su interior, sienten insatisfacción por los defectos o cualidades negativas de la persona amada. En este tipo de actuación, está latente el deseo interior de que con el tiempo y el amor se modifiquen las conductas de nuestra pareja que en la actualidad no nos gustan.
No queremos expresar con esto que el enamoramiento sea malo. Por el contrario, esta actitud favorece y facilita la formación de la pareja.
Tanto los hombres como las mujeres sienten impulsos que emiten señales inconscientes -gestos, miradas, sonrisas, etc.- que provocan reacciones instantáneas en ambos. Es lo que se define como química del amor.
Lo que no debemos establecer es una relación de enamoramiento enfermizo que nos lleve en un futuro a tener conflictos, que nos pueden llevar, no sólo a una separación inminente de la persona que amamos, sino también a desconocer lo importante de una relación menos intensa pero más profunda y estable basada en el amor.
La importancia del noviazgo
Una vez que las personas deciden formar pareja para toda la vida, inician la etapa del noviazgo, que no es más que una prueba en la que miden cuán compatibles o no son, cuales son las diferencia o las semejanzas que unen a ambas personas, entre otras cosas.
Inclusive se miden hasta los grados de complementariedad de las familias de ambos, por aquello de que al casarse con su pareja, lo hacen también con su familia.
En este período, los novios manifiestan intereses comunes y se hacen expectativas para el futuro y aun cuando no se establece cuál es el tiempo adecuado para mantener un noviazgo, se ha determinado que los matrimonios cuya pareja tuvo un tiempo de noviazgo corto, tienden más al fracaso.
No así los matrimonios en los que la pareja tuvo más tiempo para conocerse en la etapa de novios.
Sin embargo, lo importante en esta etapa, no es solamente querer a la persona sino mantener con ella un elevado nivel de comunicación que nos permita saber quien es ella y si se adecua a lo que nosotros queremos y necesitamos como pareja.
Elegir a una persona y hacer una vida en común es una de las decisiones más trascendentes en la vida de todos.
Es por ello que, si bien nos enamoramos y queremos a nuestra pareja, también debemos racionalizar si se ajusta a lo que nosotros queremos y nos hemos planteado acerca de cómo debe ser la persona que nos acompañe en la ardua tarea de consolidar una familia.
Los amantes
Este es un tema del que las personas poco hablan. Dicho de otra manera, prefieren no hablar.
Por lo general, la relación de amantes es poco aceptada socialmente, pues la misma trae consigo el entorpecimiento de las buenas relaciones entre una pareja, la ruptura de ésta y en el peor de los casos, la disolución de una familia.
Sin embargo, es preferible no hacer juicios acerca de por qué una persona decide tener un amante o ser amante de alguien.
Por lo general, las personas se entusiasman con aquel o aquella que después será su amante.
Es preciso resaltar que pocas veces, este entusiasmo es amor, muchas veces es enamoramiento pues idealizamos y exaltamos en el o la amante cualidades que creemos no tiene o perdió nuestra pareja.
Generalmente, en el plano emocional y sentimental, se pierde más de lo que se gana en una relación de este tipo.
Por ejemplo, compartir espacios con el o la amante es muy limitado por lo que llegar a tener una relación comprometida es difícil. A algunos les da resultados, pero después de haber pagado un alto precio.
Compartir momentos importantes es difícil lo que va cargando de frustración a quienes se involucran en esta relación.
Una vez que se da y aun cuando es muy placentera, resulta muy doloroso el término de la misma.
Existe una confusión tal de sentimientos en ambos que complica la situación de ruptura entre los amantes.
Se autocuestionan por el engaño del que es producto su pareja formal pero al mismo tiempo la culpabilizan, tratando así de justificar su «segundo frente».
Viven una vida complicada tratando de cumplir con todo el mundo: la pareja, los hijos, el o la amante.
Restan tiempo productivo al trabajo para poder estar con la persona que consideran es el refugio y apoyo para todos sus problemas.
En el plano familiar, generan un ambiente adverso debido a que maximizan los defectos de su pareja y minimizan sus virtudes, recriminándoles siempre por cualquier tontería y creando así un clima de incomunicación.
Las causas que llevan a una persona a la búsqueda de una relación diferente a la formal, pudieran ser muchas. Pero la principal es la incomunicación.
No son pocas las parejas que comienzan a manifestar insatisfacciones, no sólo en el plano sexual sino en el plano general de la relación.
Esto se debe a que cuando decidimos formar una pareja, nos imaginamos interactuando con ella de una forma determinada, por lo que cargamos nuestra relación con una serie de expectativas que después no se cumplen.
Al no cumplirse, nos llenamos de frustración y comenzamos el juego de buscar en otras personas lo que supuestamente nuestra pareja no nos da.
Decimos supuestamente, porque en la mayoría de los casos son situaciones imaginadas por nosotros mismos y no circunstancias reales, las que nos llevan a cometer errores en la relación con nuestra pareja.
Es por ello que, se hace necesario el conocimiento profundo de la persona con la que decidimos unirnos y no el planteamiento imaginario de situaciones que sólo están en nuestra cabeza.
Si la necesidad de realizar lo que nosotros creemos debe ser una relación es imperiosa, tenemos entonces que conversar con nuestra pareja.
Sin embargo, debemos tomar en cuenta que cuando dos deciden tener vida en común, se unen con sus defectos, virtudes, cualidades y costumbres y no podemos trabajar jamás en función de cambiar al otro.
Dejemos de exigir que las cosas sean como nos las hemos imaginado.
La fantasía es una cosa y la realidad es otra. Ambos deben lograr acuerdos para que las cosas fluyan en un ambiente donde los dos se sientan satisfechos.
De esta manera estaremos respetando nuestra relación, a nuestra pareja y evitamos buscar en otros «lo que no conseguimos en nuestra pareja».
Al final, tampoco estamos seguros de que otros nos puedan dar lo que imaginariamente estamos necesitando.
Démosle sentido a la comunicación, el respeto mutuo y el verdadero amor.