Los 7 factores del despertar
Factores del despertar
- La plena consciencia,
- la investigación de los fenómenos,
- la diligencia,
- la alegría,
- la serenidad,
- la concentración.
- el desapego
1. LA PLENA CONSCIENCIA:
El primer y principal Factor del Despertar es ser consciente.
Recordar, no olvidar quienes somos, qué estamos haciendo y con quién estamos.
La conciencia siempre surge en el contexto de una relación con uno mismo, con otras personas, o con cosas.
No es algo que hayamos guardado en el bolsillo para sacarlo cuando lo necesitemos.
La respiración, el andar, los movimientos, las sensaciones y todos los fenómenos que nos rodean forman parte de la “relación” en la que surge la conciencia.
Quizás pienses: “Yo soy la causa de que la conciencia esté presente”. Pero si observas a tu alrededor, nunca podrás encontrar un yo.
Imagina que meditas andando en una playa y, de repente, surge el pensamiento: “¿Tengo suficiente dinero en el banco?”.
Si vuelves a tomar conciencia de tus pies en contacto con la arena, ya es suficiente para regresar al momento presente. Pero son tus pies y no el “yo” los que te recuerdan que estás presente.
2. LA INVESTIGACIÓN DE LOS FENÓMENOS:
A los humanos nos gusta investigar las cosas.
A menudo queremos que los resultados de nuestras investigaciones encajen en un determinado molde o demuestren una determinada teoría, pero a veces permanecemos en un estado de apertura y dejamos simplemente que las cosas se revelen por sí mismas.
En este último caso nuestro conocimiento y nuestros límites se expanden.
Al ser conscientes la investigación nos revela profundamente la vida y la realidad.
3. LA DILIGENCIA:
Al observar profundamente vemos que la vida es un milagro que está más allá de nuestra comprensión.
Incluso cuando sentimos dolor, si podemos ver que nuestra vida está llena de significado, tendremos energía y alegría.
La energía no es sólo fruto de una buena salud o del deseo de alcanzar alguna meta material o espiritual, sino el resultado de sentir que nuestra vida tiene algún significado.
Hacer un esfuerzo en el momento o en el lugar equivocado disipa nuestra energía.
Meditar sentados durante largos períodos de tiempo sin antes haber desarrollado una buena concentración puede causar que le tomemos antipatía a la meditación o incluso que dejemos de practicarla.
4. LA SERENIDAD:
La diligencia siempre va acompañada de serenidad.
Debemos aprender la manera de llevar nuestra energía de la cabeza al abdomen. Al menos una vez cada quince minutos necesitamos practicar el desapego.
Cuando estamos enfermos, nos quedamos en cama sin hacer nada. A menudo ni siquiera comemos ni bebemos. Toda nuestra energía se centra en curarnos.
Necesitamos practicar el descansar aunque no estemos enfermos.
La meditación sentado o andando y el comer concientemente son buenas oportunidades para descansar.
Cuando te sientas agitado, si puedes ir a un parque o un jardín, será una buena oportunidad para descansar.
Si andas lentamente y recuerdas tomártelo con calma, si eres capaz de sentarte sin hacer nada de vez en cuando, podrás descansar profundamente y entrar en un estado de verdadera serenidad.
5. LA ALEGRÍA:
La alegría va acompañada de felicidad, pero existen algunas diferencias.
Es posible desarrollar alegría en tu mente aunque el cuerpo no se encuentre bien. Esto, a su vez, ayudará a tu cuerpo.
6. LA CONCENTRACIÓN:
Con la concentración nuestra mente se dirige a un punto y de una manera natural permanece centrada en él. Para ser conscientes necesitamos saber concentrarnos.
La concentración en sí misma no es sana. Lo que la hace beneficiosa no es el objeto de nuestra concentración.
7. EL DESAPEGO:
Dijo Buda:
“Para seguir mis enseñanzas, tu corazón debe estar vacío de odio, no debes pronunciar palabras crueles, debes ser compasivo, y abstenerte de albergar hostilidad o rencor”.