Ser Hombre en una Sociedad Machista

Ser Hombre en una sociedad machista nos ha llevado a creer en una superioridad con respecto a las mujeres, y a otros seres vivos, creencia que nos ha llevado a negar una parte de nosotros mismos como seres de experiencia propia, como seres sintientes, nos ha encasillado en percepciones que limitan nuestra responsabilidad sobre nuestras vidas, porque en el fondo, esto se convirtió en una limitante de vivir en nuestra totalidad, en nuestras nuestra naturalidad, llevándonos a reprimirnos y reprimir  todo lo que somos.

La sociedad ha marcado, lo que es aceptado para hombres y para mujeres dentro de esta misma, mitigando y condenando a quienes salen de ese marco de referencia.

Prácticamente dirige, como debe ser el desarrollo de los hombres y mujeres, que podemos o debemos pensar o hacer, para encajar en un sistema que dejo de ser funcional casi desde sus inicios, para que estos seres se convirtieran en herramientas que funcionan para el sistema, que nutren y fortalecen la idea de que solo somos un cuerpo, y de que vale más aquel que entra en estos parámetros.

Existen seres que se benefician de esta idea de separación, porque dentro de esta, aquel que es más fuerte, y más cruel, aquel que no demuestra sus sentimientos, y no se tienta el corazón, es más frí0 y calculador, tiene mayor reconocimiento para pertenecer a esta sociedad, una ganancia ficticia.

Dentro de esta sociedad, el modelo de desarrollo para los hombres, es guiarlos a negar su lado sentimental, su lado femenino, donde se contiene la información de la conexión con todo en la vida, para que obedezca a la ley del más fuerte, a la ilusión de separación, y es ahí donde el hombre limita su experiencia a lo material, y a las mujeres se les ha enseñado que los hombres son malos por naturaleza, que para ser mejores candidatos o pretendientes deben ser más fuertes, más grandes, mejores proveedores, aunque esto no construya en su relación.

Aprendimos y repetimos la enseñanza en nuestro linaje, modelando así las siguientes generaciones que formaran parte de este sistema, donde no hay equidad, crecimiento o. unidad.
Así se Construye el Machismo: En los Primero años de Vida de los varones, se les enseña a hacer distinción entre colores, juguetes, actividades, ropa relacionados con el género, incluso algunas emociones comienzan a ser encasilladas y reprimidas en los menores.
Aquí se comienza a construir la idea de lo que debe y puede ser un hombre, y lo que es la mujer en relación al hombre.

En la Adolescencia se aprende a ocultar, reprimir incluso a burlarse de las emociones expuestas en público, tanto dentro de la familia como en sociedad. Aquí están mayormente marcadas las diferencias de actividades entre damas y caballeros, y dentro desarrollo físico se le enseña a los varones a comenzar a experimentar la sexualidad pero con culpabilidad, y sin responsabilidad, también se refuerza derivado de sus modelos familiares y sociales lo que es ser hombre, y lo que es ser mujer en relación al hombre.

Aquí es donde se fomentan modelos de pensamientos, conductas y actitudes para ser aceptado con sus círculos de convivencia. La Edad Adulta, ya siendo un miembro funcional del sistema, los hombres tienen como certeza todo lo que aprendieron en sus dos primeras etapas de desarrollo, y donde comienzan a reproducir en su descendencia lo aprendido.

La Vejes por su parte, es una etapa en la que los hombres, carecen del deseo de hacer cambios, y desde el estado de consciencia desarrollado, se pueden llegar a colocar como víctimas del mismo sistema que han nutrido.

Actualmente los hombres más grandes de edad, carecen de poder, así como los hombres en su edad adulta, pero con la diferencia, de que en este momento, ya consideran ser tarde, para hacer cambios en su vida, a menos de que estos lleguen por crisis.

Tanto hombres como mujeres desarrollamos los micromachismos casi todo el tiempo de manera consciente e inconsciente, ya que ese fue el modelo que aprendimos “La Ley del más Fuerte”, misma que seguimos enseñando, para que los menores, sean aceptados o incluidos en esta sociedad, y se puedan identificar con la familia, con la sociedad.

En una sociedad donde el machismo se ve por todos lados, en todos los medios, los micromachismos se presentan en cualquier lugar con naturalidad, y han llegado a formar parte de nuestro estado habitual, sin ser plenamente conscientes de eso, por lo que tal vez el primer paso, será identificar, los micromachismos, y reconocer que, para transformarlos, debemos comenzar con retirarlos de nuestra comunicación habitual.

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