La inteligencia emocional y la sexualidad

SEXUALIDAD Y CARGA EMOTIVA
‘Razones’ Equivocadas para la sexualidad

Muchas parejas se sienten insatisfechas con su relación sexual y culpan a su compañero, sin pensar en que puede haber otras razones por las que no disfrutan del sexo.

Hoy en día, es común que se utilice la cópula como forma para expresar otros sentimientos o para solventar otras situaciones que no tienen nada que ver con el sexo propiamente. Así, se va cargando la relación erótica con un montón de sentidos y se la despoja de su verdadera y ulterior fuerza, lo que al tiempo inevitablemente causa insatisfacción.

Por ejemplo, es frecuente que no exista entre la pareja la espontaneidad para hacerse cariño y demostrarse afecto. Así, mucha gente confunde el hacer el amor con la única manera de expresar lo que sienten por el otro.
Cuando esto ocurre, se confunden las necesidades, y los momentos íntimos pierden pasión y dejan de ser placenteros.

Es cierto que el sexo puede ser una forma de expresar cariño, pero también es cierto que el sexo debe ser primordialmente placentero y que además hay otras formas de dar cariño que no deben desaparecer en la pareja.

Para evitar esta confusión, es importante que tanto él como ella se digan las necesidades afectivas por un lado, y por otro las sexuales, sin que las primeras irrumpan en la segundas.
Así, es importante que se diga claramente que sería bonito un beso todas las noches antes de dormir, o un abrazo durante el día.
También es recomendable que la pareja dedique al menos 10 minutos todas las noches para estar cerca y ‘hacerse cariñito’ sin intenciones eróticas.

Esto llenará el deseo sentimental y así podrá disfrutarse con mayor amplitud el deseo sexual.
Otra razón errónea por la que muchas parejas hacen el amor es la de hacer las paces, pensar en otra cosa, combatir el estrés, y en fin, compensar los problemas de la vida cotidiana.

Esta situación provoca un problema serio de pareja, pues el que huye en el sexo, se acostumbrará a no enfrentar la vida y a escudarse en sus momentos de pasión, por lo que pronto dejará de poder disfrutar, y además, la otra persona no aprenderá nunca a apoyar a su pareja si no es sexualmente, lo que le impedirá en el futuro cercano comunicarse y terminará por relacionar el sexo con un auxilio, lo que lo desvirtúa totalmente. 

Para resolver esta situación, es necesario que se aprenda a dialogar y a comentar sinceramente los sentimientos.
También es básico que se sepa decir qué es lo que se espera del sexo, las necesidades que se tienen y que no se sustituyan los vacíos de otros ámbitos con el contacto sexual.

De igual forma, la pareja debe entender que el placer de ambos es importante y que no es necesario que se trate siempre de satisfacer al otro por encima de las propias necesidades.
A menudo, las parejas terminan negociando todo en la cama, si quieren obtener algo del otro, lo piden durante el sexo, si están molestos con su compañero lo castigan con el sexo, y así convierten la relación íntima en una especie de trofeo, que sirve para manipular.

Esto es muy deteriorante, por lo que en tal caso se hace necesario aprender a discutir todo lo ajeno a la vida sexual fuera de la cama, y hacer el amor sólo cuando se tienen deseos legítimos, y no para obtener algo del otro. Asimismo, muchas personas se evaden en el sexo y evitan la compenetración emocional con su pareja, buscando siempre el contacto íntimo. Así, si se tiene un problema, en lugar de hablarlo se busca tener relaciones sexuales.

En esta circunstancia, lo que hay que tener claro es que el sexo no sustituye las emociones. Las complementa y es innegable que acerca a la pareja, pero se debe tener comunicación en todos los niveles, pues una relación de pareja debe incluir todos los aspectos y satisfacer tanto eróticamente como emocionalmente. Otra problemática muy común es que algunas personas desahogan todas sus frustraciones y cóleras en el acto sexual.

Esto no es conveniente porque se puede lastimar a la pareja en un arrebato muy agresivo, o se puede dejar de disfrutar el sexo, pues siempre nos recuerda los problemas de la vida diaria.
Para evitar todo esto, volvemos a lo mismo de siempre: hay que tener una comunicación verdadera y sincera con nuestro compañero y además saber discernir cuando no estamos en óptimas condiciones para hacer el amor.

En esos momentos, tal vez una conversación íntima o un abrazo resulte más efectivo para la pareja.
En fin, como se puede observar es más fácil que una relación sexual se deteriore por la carga emotiva ajena al sexo que se agrega con el tiempo, en lugar del tiempo en sí mismo.

Cuando la pareja logra desembarazarse de todas esas razones no eróticas, inmediatamente disfrutará más y podrá experimentar nuevos
horizontes.

Inteligencia sexual o cómo conocerse para no caer en la insatisfacción sexual

– El concepto fue introducido por los psicólogos Sheree Conrad y Michael Milburn.
– Gran cantidad de personas se sienten insatisfechas con su vida sexual, no lo admiten y, al no reconocer el problema, no consiguen resolverlo.
– Hay que adquirir los conocimientos precisos, descubrir nuestro propio sexo y finalmente saber comunicárselo a nuestra pareja.

Acababa el siglo XX cuando supimos que existía la inteligencia emocional. Ahora, cuando aún estamos en el primer cuarto del siglo XXI descubrimos que también existe la Inteligencia Sexual. En realidad, como en la primera, también se trata de conocerse y conocer a nuestra pareja para no caer en la insatisfacción sexual.

Seguimos sin hablar lo suficiente con nuestra pareja sobre nuestro deseo sexual.
El concepto de la inteligencia sexual (IS) fue introducido por los psicólogos estadounidenses Sheree Conrad y Michael Milburn, profesores e investigadores de la Universidad de Massachusetts (EE UU).

En su libro Inteligencia Sexual mostraron que una gran cantidad de personas siente algún grado de insatisfacción con su vida sexual pero no lo admiten y, al no reconocer el problema, no consiguen resolverlo.
Incluso en una sociedad libre de tabúes seguimos sin hablar lo suficiente con nuestra pareja acerca de nuestros deseos y necesidades sexuales.

Conrad y Milburn estudiaron las apetencias sexuales de más de quinientos individuos, desde adolescentes hasta jubilados, a través de un test que permite comprobar el nivel de IS de quien lo contesta y establecer hasta qué punto está satisfecho sexualmente.

Volcaron sus conclusiones en su libro, destacando que las tres claves más importantes para desarrollar la inteligencia sexual:
– Identificar aquellos ámbitos en los que les conviene centrarse para obtener una mayor satisfacción sexual
– Hablar de sexo con la pareja Superar las inhibiciones que desmejoran la vida erótica

Conócete a tí mismo

Para la psicóloga y sexóloga Marian Frías, uno de los componentes del concepto de la inteligencia sexual radica en que «cuando uno se conoce y se escucha a sí mismo, sabe cuáles son sus puntos de placer y aprende a comunicárselos a la otra persona, su vida sexual será más plena».

Somos responsables de nuestro placer y debemos decirle al otro qué es lo que nos gustaSegún esta experta «sólo nosotros somos responsables de nuestro propio placer y debemos decirle al otro qué es lo que nos gusta y lo que no, lo cual es complicado y aún nos cuesta hacerlo, pero ese es el camino».
En su libro No molestar, Frías señala que lo más importante es conocernos como personas, saber cuáles son nuestros objetivos, sueños, capacidades y actitudes y, también, cómo somos respecto del sexo, qué es lo que nos gusta y nos hace sentir bien.

La experta aconseja ver la sexualidad como un amplio abanico de posibilidades donde caben otras muchas cosas además de las establecidas, y ver el sexo «como placer y una manera de estar en el mundo, y no sólo como orgasmo, cuerpo y genitales».
Porque el disfrute no es solo lo que hacemos, sino la actitud que tomamos, y «la sexualidad es algo propio e individual, por lo que debemos tomar conciencia de nosotros mismos, autoconocernos muy bien y responsabilizarnos de nuestra felicidad para poder encontrarnos con el otro». Cuanto mejor estemos con nosotros mismos y más nos amemos, mejores serán nuestras relaciones, explica esta psicóloga y sexóloga.

La dimensión erótica se aprende

Ser sexualmente inteligentes —y tener una vida sexual mejor— no depende de la suerte, de la belleza o del sex appeal innato, «sino de habilidades que las personas pueden adquirir, desarrollar y dominar con el tiempo». Lo asegura la psicóloga clínica y consultora sobre sexualidad Esther Morales León.

La persona sexualmente inteligente sabe si su deseo erótico sustituye carencias emocionalesLa experta cuenta que la sexualidad siempre nos ha parecido «algo más ligado a los instintos que a la inteligencia, pero la dimensión erótica de cada persona está determinada por su coeficiente de inteligencia sexual, que constituye una parcela muy importante de nuestra capacidad intelectual».

Uno de los pilares de la inteligencia sexual consiste en adquirir los conocimientos precisos para adentrarse en la relación de pareja y poseer información científica precisa acerca de la sexualidad humana.

El segundo paso hacia una mejor vida sexual consiste en descubrir nuestro propio sexo, averiguar qué nos atrae y excita, qué preferimos y qué facetas de nuestra conducta erótica nos plantean dificultades.
«Las personas sexualmente inteligentes son capaces de darse cuenta cuándo sus deseos eróticos están sustituyendo a carencias emocionales, como la falta de autoestima, de seguridad o de poder, o saber cuando mantienen relaciones sexuales porque se sienten solas», apunta la psicóloga.

El tercer pilar es la conexión con los demás, porque «el sexo es cosa de dos». Para adquirir una buena habilidad y dominio de la sexualidad, en la pareja y con uno mismo, Morales recomienda abrirse a los demás y dominar ciertas habilidades sociales como las de hablar con la pareja sobre la vida sexual y de comprender el ‘yo erótico’ del amante. No es algo innato sino que se desarrolla siempre que nos hagamos responsables de ella.

Sonsoles Fuentes, autora de un libro también llamado Inteligencia sexual, coincide con Morales en que la inteligencia sexual no es algo innato sino que se desarrolla y se alimenta siempre que nos hagamos responsables de ella. Pueden aprenderla y mejorarla todos aquellos que deseen conocer mejor su sexualidad y quieran explorar sus propios deseos y auténticas necesidades, sin prejuicios ni falsos mitos, según esta experta, que a continuación se pregunta «¿puede existir un ejercicio más placentero?»

Para mantener unas buenas relaciones sexuales «hay que comenzar por conocerse a uno mismo». Según Fuentes, la persona sexualmente inteligente se quita de encima la pereza, indaga para saber más de la sexualidad, busca en su propio interior y tiene el coraje de relacionarse con su pareja reconociendo que todos somos novatos al rozar otra piel por primera vez.

INTELIGENCIA SEXUAL

Instintos

La sexualidad siempre nos ha parecido algo más bien ligado a los instintos que a la inteligencia, sin embargo durante el año 2002, la pareja de psicólogos Sheree Conrad y Michael Milburn, profesores e investigadores de la Universidad de Massachussets-EUA, introdujeron un revolucionario concepto, el cual desarrollaron en su libro Inteligencia Sexual.

Para estos autores, la dimensión erótica} de cada persona está determinada por su coeficiente de inteligencia sexual que constituye una parcela de nuestra capacidad intelectual, tan importante como la inteligencia emocional, descrita recientemente por el psicólogo Daniel Goleman y los otros nueve tipos de inteligencia lingüística, musical, naturalista, existencial, por mencionar algunas propuestos por Howard Gardner.

Sabiduría

Las personas menos inteligentes sexualmente sufren mucho dolor y confusión en su vida sexual, afirman Conrad y Milburn. Pero no lo tienen todo perdido, ya que la sabiduría sexual es una facultad que se puede medir, cuantificar y sobre todo potenciar. Ser sexualmente inteligentes y tener una vida sexual mejor no depende de la suerte, de la belleza o del sex appeal innato, sino de habilidades que las personas pueden adquirir, desarrollar y dominar con el tiempo.

Por consiguiente, la inteligencia sexual es algo a lo que todo el mundo puede aspirar razonablemente y trabajar para conseguir.

Orientación al Sexo

Gran parte de nuestra existencia está orientada directa o indirectamente al sexo, pero paradójicamente, no todo el mundo consigue una estabilidad emocional en la vida sexual.
Muchísimas personas inteligentes conviven con pasiones que conducen al desastre o con una vida sexual frustrante e insatisfactoria o inexistente. Se estudiaron las apetencias sexuales de 500 personas, desde adolescentes hasta jubilados, mediante un Test, que permite concretar el coeficiente sexual y de paso desvelar hasta qué punto una persona está contenta con su vida sexual.

Aproximadamente el 75% de los estadounidenses confiesa que el sexo es importante o esencial para su vida, pero al mismo tiempo, la mitad dice que constituye la causa de su estrés y otros están preocupados, porque no tienen relaciones eróticas con más frecuencia.

Un elevado número de participantes manifestó sufrir algún tipo de insatisfacción erótica: el 42% mostró una falta de deseo libidinoso, el 57% declaró no poder tener un orgasmo y casi un tercio confesó que a veces no encuentra placentero el sexo.

En contra de lo que cabría esperar, las disfunciones sexuales no solo aparecen en personas mayores y parejas que llevan 20 años o más de convivencia. La juventud también es presa de la insatisfacción: para la mitad de las mujeres de entre 18 y 29 años, el coito resulta físicamente doloroso; el 33% de los hombres de la misma edad confesó tener problemas para lograr y mantener la erección; y algo más de la mitad era eyaculador precoz.

Pilares

La Inteligencia Sexual reposa en tres pilares fundamentales.
El primer componente del talento amoroso consiste en adquirir los conocimientos precisos para adentrarse en la relación de pareja. Quienes son sexualmente inteligentes poseen información científica precisa acerca de la sexualidad humana, por la que se guían en sus decisiones y en su conducta sexual.
Sólo a través de una adecuada educación sexual, es posible detectar y combatir algunos mitos y tabúes eróticos que están arraigados en la sociedad y que interiorizamos a través de la cultura popular, la religión y la familia.

Descubrir nuestro propio sexo

Una vez liberados de las mentiras del sexo, el segundo paso hacia una vida sexual mejor se encuentra en descubrir nuestro propio sexo, averiguar qué nos atrae y excita, qué preferimos y cuáles facetas de nuestra conducta erótica nos plantean dificultades.
Este pilar de la inteligencia sexual se denomina Conciencia del Yo Sexual Secreto, el cual alberga los verdaderos pensamientos, sentimientos y emociones que hacen que la vida amorosa sea más gratificante.
Los auténticos deseos sexuales, quedan encubiertos con demasiada frecuencia por diversos motivos.

El Yo sexual secreto puede verse condicionado de forma negativa por experiencias desagradables que ocurrieron en el pasado, por necesidades emocionales insatisfechas, o simplemente por mitos o imágenes falsas de la sexualidad humana que se difunden a través de los medios de comunicación.

Las personas sexualmente inteligentes son capaces de advertir, por ejemplo, cuando sus deseos eróticos están sustituyendo a carencias emocionales que no son sexuales, como la falta de autoestima, de seguridad, de poder o saben cuándo tienen relaciones sexuales simplemente porque se sienten solas.

El Yo erótico

El tercer y último pilar de la inteligencia erótica tiene que ver con la conexión con los demás.
El sexo es cosa de dos, mantener una vida sexual enriquecedora implica a otras personas.
Para adquirir una buena habilidad y dominio de la sexualidad, tanto en lo que se refiere a la relación de pareja como consigo mismo, hay que abrirse a los demás.

Una persona no alcanza un alto grado de inteligencia sexual hasta que domina ciertas habilidades sociales o interpersonales, que incluyen, entre otras cosas, la capacidad de hablar con la pareja sobre la vida sexual y de comprender el Yo erótico del amante.
La inteligencia sexual implica aprender a ser sinceros con nosotros mismos y con nuestra pareja, sobre quiénes somos sexualmente.

Caminos

El camino hacia la satisfacción sexual no está en volvernos más seductores, ni en reprimir o dar rienda suelta a nuestros deseos y fantasías eróticas, o en aplicar a pies juntillas las técnicas y conceptos aprendidos en los libros de sexualidad.

La buena noticia es que siempre podemos mejorar nuestra inteligencia sexual, la clave parece ser aprender a conocernos y valorarnos, liberarnos del miedo y de la culpa, ser capaces de informarnos y aprender más acerca de la sexualidad, así como también descubrir que el sexo es mucho mejor cuando hay amor, apertura y respeto hacia la otra persona.

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