Mujer y amor después de los 40
Amor y mujer
Cuando una mujer toma la decisión de abandonar el sufrimiento, la mentira y la sumisión. Cuando una mujer dice desde el fondo de su corazón: «Suficiente, ya he tenido suficiente».
Ni siquiera un millar de ejércitos de ego, ni ninguna trampa de ilusión podrán detenerlo de la búsqueda de su verdad personal.
En ese momento se abren las puertas de su alma y comienza el proceso de curación. El proceso para restaurarse a sí misma, su vida real. Camino que no es fácil, pero es «el camino».
Esta decisión abre una línea directa con su naturaleza salvaje y ahí es donde comienza el milagro «.
Mujeres corriendo con lobos.
La mente y el alma tienen sus propios ciclos y estaciones y diferentes estados de actividad y soledad, de investigación, descubrimiento, descanso, pertenencia y de desaparición.
Cuando una mujer es madura, las relaciones con ella son diferentes. Incluso la relación con ella va un paso más allá.
Alrededor de los 40 años es cuando una mujer siente una necesidad: volver a sí misma, aprender a saludar sus recuerdos en el momento adecuado, a bailar y a calmarse con ellos.
Es el momento en que amas tu alma más que los errores.
A los 40 hay un corazón sereno, con sangre ardiente, que ayuda a comprender quienes somos, con nuestras fortalezas y debilidades.
El regreso del alma significa tomar conciencia de todo lo que nos ha sucedido en nuestra vida interior y resolver los conflictos creados en los ciclos que preceden a la madurez.

Amor maduro
El amor maduro significa unión con la condición de preservar la integridad, la individualidad.
-Erich Fromm–
No es fácil madurar en el amor, pero una vez que tienes éxito, nace un fuerte sentimiento de amor por ti misma basado en la dignidad y el respeto. Estos valores, a partir de cierta edad, afectan nuestros afectos.
Una mujer madura va más allá de su capacidad de amar cuando comprende que la verdadera trascendencia de sentirse extraña se resume en cómo una se contempla a sí misma y a los cambios.
Con el tiempo, el mundo femenino irradia una pureza amenazada por una sociedad corrupta que induce a las mujeres a buscar refugio en sí mismas, no a huir cuando algo se vuelve difícil, sino a enfrentarlo.
Su verdadero hogar no está en ninguna parte, sino dentro de sí mismos.
El amor maduro es la consecuencia de un proceso de individualización que puede ser muy doloroso.

Por ingenuidad, por poca atención o ignorancia, el proceso de madurez roba una piel que nos envolvió, lo que creíamos que era nuestro y lo agarramos con fuerza.
Este sufrimiento por la pérdida de su piel hace que la mujer coexista durante mucho tiempo con una parte incompleta de ella, lo que la ayuda a fortalecer su verdadera capa emocional.
Significa que este robo representa en cualquier caso la oportunidad de recuperar algunos tesoros únicos y personales, como los dos pilares de la libertad emocional: determinación y amor propio.
Como resultado, la mujer logra una gran sabiduría que la hace vivir y amar de una manera única y trascendente.
Todas las mujeres mantienen una vida secreta y una fuerza poderosa llena de buenos instintos, creatividad y sabiduría que abarca el poder de un área aún inexplorada: el fantástico mundo de la psicología femenina.