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El perdón como un acto de liberación personal.

Una de las leyendas sobre el Buda cuenta que una mujer, afligida por la pérdida de su hijo, se volvió hacia él para resucitarlo. Él le dijo que era posible, pero difícil, devolverle la vida a su hijo. Sin embargo, ella decidió hacer cualquier cosa para salvar a su hijo. Buda la envió en busca de semillas de mostaza a una casa que nunca había sido tocada por la desgracia. Después de un día terrible de una casa a otra, la mujer se dio cuenta de que no había tal casa y que todos habían sido tocados de alguna manera por la desgracia. 

Es muy raro, por no decir imposible, encontrar a un ser humano que no haya sido golpeado por un trauma o un evento difícil. A veces, estos eventos tienen consecuencias que duran toda la vida. Precisamente en esto radica la importancia del perdón

Ok, te perdono …

Culturalmente, aprendemos que el perdón es dar a los demás una especie de absolución por su falta de tacto, por mal comportamiento o simplemente por una falta de atención hacia nosotros. 

Este perdón que otorgamos a los demás son palabras vacías destinadas a calmar la situación, mientras que las fuerzas que nos empujan en diferentes direcciones chocan profundamente en nuestra mente.

Este tipo de perdón no es útil para mejorar nuestra vida. En cambio, debemos aspirar a otro tipo de perdón, es decir, al proceso que nos permite obtener la paz interior después de superar una situación difícil.

En busca del verdadero perdón

En el libro «Perdonar significa sanar», Fred Luskin argumenta que el verdadero perdón es (caracterizado por):

• Conocer la paz interior, que en realidad no tiene nada que ver con los demás.

• Es un proceso por el cual aprendemos a vivir con el pasado de una manera diferente, enfocándonos más en nuestro poder que en nuestra impotencia. Perdonar significa transformarnos en héroes de nuestra vida y no en víctimas.

• Acepte profundamente que el pasado no se puede cambiar, sabiendo que, sin embargo, podemos cambiar la forma en que nos relacionamos con él.

• Tenemos el poder de cambiar nuestros sentimientos y la responsabilidad de hacerlo si nos damos cuenta de que algo en nuestra vida no está funcionando como nos gustaría.

• Encontrar la paz y el perdón no significa que lo que sucedió es correcto, permitido o que cualquier comportamiento puede ser aceptado. Significa que incluso si algo ha sucedido, podemos liberar nuestras emociones y hacer que nuestra vida continúe.

• Aprenda a no tomar las cosas demasiado personalmente, sabiendo reconocer que todos sufrimos y que debemos aprender a encontrar nuestro equilibrio.

Este último punto es quizás el más importante, ya que resume el jugo del discurso y tiene la capacidad de tocar nuestros corazones.

Lo que nos pasó no nos pasó a nosotros

Podemos reconocer que lo que vivimos, incluso si es difícil y atormentado, es una experiencia compartida por todos los seres humanos. De hecho, ya ha sucedido y continuará sucediendo, ya que es parte de la experiencia humana, incluso si es injusta.

No tomar nada a título personal

Esta es una característica que nos une y nos permite no tomar las cosas demasiado personales. Nos ayuda a dar más importancia a lo que tenemos frente a nosotros y lo que nos espera, en lugar de lo que hemos pasado. Es gracias a esto que encontramos la fuerza para superar la adversidad y soltar lo que no es necesario.

Conclusión

Volviendo a la leyenda, termina así: la mujer, que llegó a la conclusión de que era imposible cambiar lo que ya había sucedido, ya que es normal perder a un ser querido, encontró la paz que nadie podría haberle dado nunca. Al igual que esta mujer, cada uno de nosotros puede encontrar la paz donde parecía haber solo sufrimiento

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