¿Los narcisistas nacen o se hacen?
Investigaciones recientes muestran un aumento de personas narcisistas. Los efectos de este comportamiento son muy dañinos. ¿Pero a qué se debe? ¿Nace así el narcisista o es el tipo de educación que recibimos que nos hace narcisistas?.
¿Los narcisistas nacen o se hacen? Dado el impacto que las personas narcisistas tienen en nuestra sociedad, muchos de nosotros hemos hecho esta pregunta. Desde una perspectiva psicológica, el trastorno de personalidad narcisista afecta solo al 1% de la población. Sin embargo, hay varios subtipos y tipos de narcisismo que afectan a un mayor porcentaje de personas.
Aire de superioridad, tendencia a la manipulación, baja empatía, comportamiento arrogante, necesidad de admiración … La mayoría de nosotros conocemos las diversas características del narcisista.
Ejecutivos, compañeros de trabajo, amigos e incluso dentro de parejas … Vivir con un narcisista puede ser perjudicial para nuestra salud. Sobrevivir a estas personas después de alejarse de ellas a menudo significa tener que curar varias heridas.
El Dr. Theodore Millon, pionero del estudio de la personalidad, ya señaló en su día que esta conducta podría crecer fácilmente dentro de nuestra sociedad. También enfatizó que los narcisistas prosociales se ajustan mejor. Por el contrario, los narcisistas antisociales mostrarían más arrogancia y agresión que representan un riesgo social para los demás.
¿Por qué el Dr. Millon en su libro Trastornos de la personalidad en la vida moderna indica que el número de narcisistas crecería? ¿Depende de la genética o es el entorno que nos rodea el que determina ese comportamiento dañino? ¡Averigüemos juntos!

¿Los narcisistas nacen o se hacen?
Cuando se le pregunta si los narcisistas nacen o se convierten, la ciencia tiene una respuesta clara: uno se convierte. Durante décadas se sospecha que el tipo de educación que se imparte a los niños y el contexto de las redes sociales influyen en el desarrollo de este perfil psicológico. Con el tiempo, parece que es posible comprender mejor la dinámica, las situaciones y las circunstancias que definen este tipo de personalidad .
Durante el siglo XX se pensó que una educación para padres que no mostraba cercanía, apego y no transmitía seguridad llevó al niño a desarrollar sentimientos narcisistas. Fue el psicoanálisis lo que, de alguna manera, nos hizo creer que aquellos que no habían recibido amor en la infancia, en la edad adulta, buscarían la aprobación de los demás al concentrar toda la atención, el afecto y la admiración por los suyos.
El Dr. Eddie Brummelmah y su equipo de la Universidad de Utrecht han llevado a cabo investigaciones interesantes que han mostrado una cifra muy diferente. Según su estudio, no es la falta de afecto de los padres lo que genera comportamientos narcisistas, sino todo lo contrario.
La sobreprotección, el consenso excesiva y la falta de límites que creen que el niño esté por encima de cualquier otra persona.

Este tipo de educación coloca a los niños en un pedestal, haciéndoles creer que son seres privilegiados con derechos exclusivos. Los académicos también vieron que ya es posible detectar el comportamiento narcisista de los niños de entre 7 y 12 años. Es en ese grupo de edad, de hecho, que emerge el sentido del ego y la percepción de sentirse niños o niñas especiales que merecen más que otros.
El peligro de sobreestimación por parte de los padres.
La mayoría de la gente piensa que los narcisistas son producto del medio ambiente que los rodea. En este sentido, atribuir todas las responsabilidades a los padres podría ser motivo de controversia.
¿Es un problema mostrarles a nuestros hijos que son amados, que son especiales y que merecen lo mejor? La respuesta es no. De hecho, educar a nuestros hijos con afecto, con un refuerzo constante y con la mejor atención aumenta su bienestar.
El problema radica en la sobrevaluación. En otras palabras, al hacer que nuestro hijo crea «que él es mejor que otros y que se merece más que nadie». Aquí es precisamente donde radica el problema.
Pero otro factor podría hacerse cargo: los padres pueden exhibir comportamientos narcisistas. En estos casos, los niños terminarán imitando los mismos patrones mentales de los padres al internalizarlos y hacerlos propios, para bien o para mal.
Recordemos que nuestra sociedad también educa
El psicólogo W. Keith Campbell ha escrito un ensayo muy interesante titulado La epidemia del narcisismo: vivir en la era de los derechos (la epidemia del narcisismo: vivir en la edad adecuada). En este ensayo, argumenta que, en primer lugar, debemos entender que el narcisismo cae dentro de un espectro de comportamiento. Algunas personas tienen solo unas pocas características y otras, o el 1%, sufren un trastorno de personalidad narcisista real .
Es importante comprender que no solo las influencias de la familia son las que dan forma a nuestro comportamiento, sino también la sociedad en la que vivimos tiene una influencia decisiva en este sentido. En los últimos años, además, estamos presenciando un aumento en la adoración del ego y la búsqueda constante de gustos para fortalecer nuestro ego y nuestra autoestima. En este escenario, los neo-narcisistas se crean con frecuencia alarmante.
En un punto debemos ser claros: los narcisistas no son personas felices. No solo causan sufrimiento a los demás, sino que ellos mismos están eternamente insatisfechos. Son personas que experimentan la frustración de tener que ser el centro de atención todos los días.
Ante la pregunta de si los narcisistas nacen o se hacen, ahora todos sabemos la respuesta. Así que tratemos de educar adecuadamente a las nuevas generaciones. La empatía, el respeto y el altruismo siempre serán excelentes bases para comenzar.