Mente y cuerpo durante la meditación.
¿Tienes curiosidad por saber qué le sucede al cerebro cuando medita y cómo interactúa con el cuerpo? ¡Te lo contamos en este artículo!
La literatura sobre meditación y sus beneficios es vasta. Meditar ya no es una novedad del Este, sino un hábito cada vez más común para muchos occidentales. También se sabe que existe una estrecha relación entre el estado meditativo, la mente y el cuerpo.
Esta práctica ofrece muchas ventajas a quienes la practican a diario, pero hoy queremos aclarar cómo y por qué funciona. Es decir, qué cambios ocurren en el cerebro y el cuerpo, a través de la práctica constante.
Para comprender la relación entre el estado meditativo, la mente y el cuerpo , o más bien, la forma en que la meditación da forma al cerebro y cómo este modelado afecta las emociones y el cuerpo, hay algunos aspectos técnicos que debe conocer. Vamos a ver.
Mente y cuerpo: ¿cómo interactúan durante la meditación?

Bienvenido al fascinante mundo del cerebro.
Abrimos las puertas de nuestros cerebros para explicar qué áreas participan en la meditación y cómo funcionan.
- La corteza prefrontal lateral es la estructura cerebral más enfocada en una dimensión racional. La corteza prefrontal lateral participa en la modulación de las experiencias emocionales y limita la tendencia a tomar las cosas personalmente. También se conoce como un centro de evaluación.
- La corteza prefrontal medial es la parte del cerebro que siempre nos habla sobre nosotros, nuestras experiencias, nuestras ideas, nuestras experiencias. Procese toda la información relacionada con nosotros y nuestra relación con los demás. También se conoce como el centro del ego. Se compone de dos secciones: una que participa en el aumento de la crianza y la preocupación. El otro está más involucrado en la empatía.
- La ínsula es la parte del cerebro que controla las sensaciones corporales, experimentando emociones en el intestino. La ínsula es parte del sistema involucrado en la modulación de los niveles de respuesta del cuerpo a lo que está experimentando.
- La amígdala es nuestro sistema de alarma biológica. También conocido como el centro del miedo, está asociado con la respuesta de ataque o huida en situaciones percibidas como peligrosas.
Cómo funciona el cerebro que no medita
El cerebro que no medita generalmente tiene fuertes conexiones neuronales entre el centro del ego y los centros corporales del sentimiento de miedo. El cerebro que no medita a menudo puede sentirse «atrapado en el ego» porque depende en gran medida de este centro. En este caso, es el centro del ego el que procesa la mayor parte de la información recibida.
Esta dependencia del centro del ego explica por qué estamos sujetos a círculos viciosos de pensamientos negativos. Esto se debe a que la conexión entre el centro del ego y el centro de evaluación es débil.
Cuando aumentamos la capacidad de trabajo del centro de evaluación, disminuye la actividad excesiva de la parte del centro del ego, que toma las cosas personalmente. También mejora la actividad de la parte involucrada en comprender los sentimientos de los demás. Es de esta manera que toda la información recibida se asimila, descartando los datos incorrectos, evitando pensar demasiado y preocuparse.
El cerebro en meditación
Varias cosas suceden en el cerebro que medita regularmente. La conexión entre el centro del ego y los centros corporales del miedo comienzan a romperse. Esto disminuye la fuerza de respuesta al miedo y explica en parte por qué la ansiedad disminuye al meditar regularmente.
Por el contrario, se crea una conexión neuronal más fuerte entre el centro de evaluación y los centros de miedo del cuerpo. Esto significa que cuando el sentimiento corporal de miedo a algo potencialmente peligroso llega al cerebro, puede evaluarse de manera más racional en lugar de desencadenar una reacción automática.
También reduce la probabilidad de quedar atrapado en una producción continua de suposiciones sobre lo que «podría suceder» sobre lo que está sucediendo.

Empatía, una ventaja añadida
En el cerebro que medita regularmente hay un aumento significativo en las conexiones entre el centro del ego y el centro de las sensaciones corporales asociadas con la empatía. En este sentido, se activa la parte del cerebro involucrada en la experiencia real de la empatía: la ínsula.
De esta manera, nos hacemos más capaces de deducir los estados mentales de otras personas, sus deseos, sus sueños y sus motivaciones.
Mente y cuerpo durante la meditación.
La reducción de las emociones negativas parece afectar directamente el sistema inmune . La práctica regular de meditación reduce la frecuencia cardíaca y dilata los vasos sanguíneos.
Algunos estudios asocian la meditación trascendental con una presión arterial más baja. El sistema endocrino también se beneficia. Cuando meditamos, de hecho, secretamos endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad. De esta manera, podemos mantener niveles óptimos de la hormona del estrés.
Para aquellos que pretenden aventurarse en el mundo de la meditación, nuestro consejo es confiar en las manos de un profesional y ser constantes. Se trata de explotar nuestra neuroplasticidad a través del hábito y la práctica diaria.